Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
En el primer plebiscito que hizo Pinochet en Chile (la llamada consulta nacional de 1978) los líderes de la oposición clandestina eran conscientes de esto. Su propaganda decía: “No temas decir lo que piensas”, “No digas SI cuando quieres decir NO”. Como se temían, pocos dijeron No
Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.
El referéndum convocado desde el ejecutivo, en el momento y con la pregunta que a este le interese, fue inventado para subvertir la democracia y consolidar el poder de un líder autoritario. En varias tradiciones políticas un referéndum que se controla desde el Ejecutivo se denomina plebiscito, aunque el nombre no es frecuente en España. En esta entrada queremos presentar algunos resultados de investigación sobre la relación entre las dictaduras y los plebiscitos, a partir de datos todas las dictaduras posteriores a 1945. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué consecuencias tienen? ¿En qué se diferencian de las mejor conocidas y estudiadas elecciones autoritarias?
Los referendos dictatoriales no son una rareza, desde 1945 un 27% de los dictadores han convocado al menos un referéndum. Aunque son menos frecuentes que en democracias, las diferencias no son abismales. Por ejemplo, las dictaduras militares (las más plebiscitarias, frente a las civiles o dinásticas) convocan prácticamente tantos referendos como las democracias parlamentarias (las menos plebiscitarias, frente a las presidencialistas o semi-presidencialistas).
En aquellos casos para los que tenemos datos, el margen de victoria medio de los dictadores es apabullador: 70 puntos porcentuales; y la participación media es del 77%. Nuestra hipótesis es que son instrumentos de refuerzo del ejecutivo. No redistribuyen el poder, sino que lo reafirman. Bajo el formato de una pregunta, le envían a la sociedad una respuesta sobre quién está al mando. Cuando se convocan es porque funcionan (hay solo dos o tres casos de errores históricos por parte de los dictadores) y tienen consecuencias sustantivas: alargan la vida de la dictadura. Creemos demostrar que reducen la capacidad de la oposición para coordinarse contra el régimen. Las elecciones autoritarias, que se encuentran mejor estudiadas, también añaden años de vida a los autócratas, pero lo hacen por otros caminos.
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