Absuelven al ministro del Interior de Mubarak en un caso de corrupción

El exministro del Interior egipcio Habib al Adli, que ocupó el cargo y fue una de las figuras más odiadas durante el régimen de Hosni Mubarak, fue absuelto hoy en un caso enriquecimiento ilícito, lo que abre la puerta a su puesta en libertad.

El Tribunal Penal de Guiza (oeste de El Cairo) encontró a Al Adli -encarcelado desde 2011- inocente de la acusación de apropiación ilícita de 181 millones de libras egipcias (unos 24 millones de dólares), según informó la agencia oficial Mena.

El departamento de lucha contra el enriquecimiento ilícito acusó a Al Adli de amasar una fortuna que no se corresponde con sus ingresos legítimos, aprovechándose de su puesto como ministro y de su influencia.

Las investigaciones judiciales demostraron que Al Adli dispone de palacios, villas, chalets, terrenos agrícolas, apartamentos y cuentas bancarias con grandes cantidades de dinero.

El extitular de Interior ha sido absuelto en el último año por la justicia de varias causas de corrupción y de su implicación en la muerte de cientos de manifestantes durante la revolución de 2011 contra Mubarak, por lo que había sido sentenciado en un primer juicio a cadena perpetua.

Entre otras causas judiciales, el extitular del Interior egipcio fue condenado en mayo de 2011 a doce años de cárcel por blanqueo de dinero y enriquecimiento ilícito, pero en este caso fue declarado inocente en junio del año pasado.

También fue sentenciado a cinco años de prisión por malversación de fondos públicos, pero un tribunal le absolvió el mes pasado en la repetición del proceso.

Al Adli tiene a sus espaldas todavía una condena en firme de tres años de cárcel por obligar a varios policías a trabajar en terrenos de su propiedad, dictada en febrero de 2013 y confirmada un año más tarde.

Sin embargo, el exministro ya ha pasado tras las rejas más de tres años, por lo que según sus abogados debería ser excarcelado al no tener más causas pendientes.

Al Adli, titular de Interior entre 1997 y 2011, durante el mandato de Mubarak, fue una de las figuras más odiadas de ese régimen debido a la represión policial, las detenciones arbitrarias y las torturas que caracterizaron ese periodo.