Acusan formalmente al presunto responsable de colocar bombas en Nueva York

La fiscalía federal de Nueva York acusó hoy formalmente a Ahmad Khan Rahami de ocho cargos vinculados con la colocación de varias bombas en septiembre pasado, una de las cuales causó una treintena de heridos en el barrio de Chelsea.

Rahami, un afgano nacionalizado estadounidense, colocó varias bombas en Nueva York y en localidades del vecino estado de Nueva Jersey, y fue detenido en 19 de septiembre en un intercambio de disparos con agentes policiales.

El fiscal federal del distrito sur de Nueva York, Preet Bharara, informó en un comunicado que Rahimi se enfrentará a un gran jurado en los tribunales por sus presuntos “actos violentos de terrorismo”, en un proceso presidido por el juez Richard M. Berman.

Rahami es acusado de colocar dos bombas en el barrio neoyorquino de Chelsea el 17 de septiembre pasado, una de las cuales causó una treintena de heridos, aunque la otra fue localizada sin que hiciera explosión.

Ese mismo día presuntamente colocó otra bomba casera en la localidad de Seaside Park, en el estado de Nueva Jersey, que no causó heridos ni daños materiales.

También es acusado de abandonar cinco artefactos más en una estación de tren de la localidad de Elizabeth, Nueva Jersey, el 18 de septiembre, pero solo uno de ellos estalló al día siguiente cuando intentaba ser desactivado por un robot de la policía.

Esos actos se desarrollaron mientras Nueva York recibía a más de un centenar de gobernantes para una cumbre de la ONU sobre refugiados que se celebró el 19 de septiembre y los debates de alto nivel de la Asamblea General que comenzaron al día siguiente.

Aunque el 20 de septiembre se presentó una querella criminal contra el detenido, la acusación formal ante los tribunales federales fue dada a conocer hoy.

El proceso judicial se ha atrasado por las heridas que sufrió el detenido en el encuentro que tuvo con la policía cuando fue arrestado, en la localidad de Linden, en Nueva Jersey, en un tiroteo en el que resultó herido él y dos agentes policiales.

Rahami enfrenta cuatro cargos que pueden tener una condena máxima de cadena perpetua, entre ellos el de usar una arma de destrucción masiva, además de otras acusaciones con condenas que van desde los 20 a los 30 años de prisión.