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Albert Rivera insistirá en la “urgencia” de alcanzar un pacto con PP y PSOE “por el bien de España”

Albert Rivera apelará al consenso para evitar nuevas elecciones

Carmen Moraga

“Generosidad” y “altura de miras”. Son los argumentos que el presidente del Ciudadanos, Albert Rivera, empleará cuando suba este miércoles por primera vez a la tribuna de oradores para volver a pedir al PP y al PSOE que “rompan el muro de su incomunicación”, se pongan de acuerdo y piensen más “en España”. La idea de ese “gran pacto” entre los tres partidos “constitucionalistas”, que Rivera ha venido reclamando machaconamente a lo largo de todas estas semanas porque cree que es lo que reclaman los votantes de los tres partidos, será el eje principal de su discurso, según explican en su entorno. Así como el llamamiento a que todos aparquen sus “intereses partidistas” para evitar que se repitan las elecciones generales, que a su juicio no van beneficiar a nadie. 

Rivera acude al debate dispuesto a votar a favor de la investidura de Pedro Sánchez, aun a sabiendas de que sus 40 diputados –más uno del diputado de Nueva Canarias– no son suficiente para sacarle del trance: suman 130 votos. Pese a ello, defenderá el documento del pacto firmado entre ambos partidos en el que se recogen las medidas reformistas que Ciudadanos considera imprescindibles para sacar definitivamente a España de la crisis económica y política en la que ven que se encuentra.

Pero deslizará una clara advertencia al líder socialista: esa lealtad solo la mantendrá si es recíproca y Sánchez mantiene “intacto” el documento y no se lanza a “aventuras” con otros partidos instalados en el “populismo”, en clara alusión a Podemos y a sus confluencias. O no deja claro que con la “unidad de España no se juega”, por si le dan tentaciones frente a los partidos independentistas de rebajar la exigencia de que no haya un referéndum en Cataluña.

En la dirección de la formación se encendieron el lunes las alarmas al comprobar que Sánchez enviaba a Podemos, las confluencias, IU y Compromís cinco documentos para intentar atraerles al consenso. Pero una vez que comprobaron la indignada reacción de estos partidos, respiraron tranquilos e interpretaron que solo se trataba de una maniobra del socialista –bastante “burda”, según afirman en la formación de Rivera– para poder justificar después que había hecho todo lo posible para buscar vías de diálogo también a la “izquierda”.

Rivera intervendrá en el pleno después de que lo hayan hecho Mariano Rajoy y Pablo Iglesias. Para él, al igual que para el líder de Podemos, también será su bautismo como parlamentario nacional, por lo que la imagen que proyecte le preocupa mucho. Un pinchazo en un debate tan importante le pasaría factura de cara a la convocatoria de nuevas elecciones, un escenario que nadie descarta y que para Rivera sería la constatación de “un fracaso” colectivo. Su empeño, y casi obsesión, es que la ciudadanía le vea –salvando las distancias– como un líder a imagen y semejanza de Adolfo Suárez que fue capaz “de pilotar la Transición sin violencias y poner de acuerdo a derechas y a izquierdas”.

El dirigente de Ciudadanos lleva desde el pasado fin de semana preparando con su equipo su intervención. Tanto el vicesecretario general del partido, José Manuel Villegas; como el secretario de Comunicación, Fernando del Páramo, han estado codo con codo con él diseñando el discurso, con las aportaciones que han hecho también el portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, el responsable económico, Luis Garicano, y su jefa de Gabinete, Imma Aguilar.

Sus colaboradores adelantan que Rivera no llevará el discurso escrito, que subirá al estrado tan solo con una notas y un guión, de modo que “es imprevisible” lo que pueda añadir a las líneas generales que ellos conocen. Una de los asuntos que sacará a colación será la decisión de suprimir las Diputaciones para ser sustituidas por Consejos de Alcaldes, que ha levantado ronchas en el PSOE ya que muchos barones se han mostrado en contra de que desaparezcan. Pero Rivera hará valer lo pactado e insistirá en el ahorro que va a suponer la medida.

Otra de las patas de su discurso estará centrada en las reformas económicas contenidas en el pacto. Rivera no quiere enzarzarse con Sánchez sobre si la reforma laboral se “deroga” o “modifica” y prefiere insistir en que la solución para reducir la deuda no debe ser “machacar” a “las clases medias” con impuestos sino una reforma del IRPF más justa que haga pagar más a los que más ingresan. También reiterará la necesidad de que Bruselas flexibilice los plazos del cumplimiento del déficit, punto en el que coinciden también el PSOE y el PP. El propio Rajoy defendió recientemente esta posibilidad ante la Comisión Europea.

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