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Alemania, ante la inusitada lucha por el tercer puesto

EFE

Berlín —

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La lucha por el tercer puesto ha cobrado una inusitada relevancia en las elecciones alemanas, tanto por el pulso entre los partidos pequeños por ser socios del futuro Gobierno, como ante la posibilidad de que la ultraderecha acceda al puesto de primera fuerza de la oposición.

El primer y segundo puesto parecen asignados, ya que los sondeos coinciden desde hace meses en que la canciller, Angela Merkel, conseguirá la reelección para un cuarto mandato con una holgada ventaja sobre su principal rival, el socialdemócrata Martin Schulz.

La Izquierda y el Partido Liberal (FDP) son, junto con la derecha radical de Alternativa para Alemania (AfD), firmes candidatos a quedar terceros, ya que los pronósticos los sitúan casi empatados entre 11 y el 10 %, mientras que Los Verdes están en un 8 %.

La posición de tercero ha sido, en el esquema tradicional alemán, la más propicia para formar parte de un Gobierno como socio menor, si se descarta una gran coalición como la de esta última legislatura.

Los partidos “pequeños” tratan ahora también de cerrarle el paso a AfD.

“Estamos más acostumbrados que otros a combatir a los ultras. Llevamos décadas haciéndolo, en la calle o en la alcaldía”, dijo Michael Standler, miembro del consejo del barrio berlinés de Lichtenberg por La Izquierda.

Su cometido hoy era asar salchichas en la fiesta, barbacoa y mitin de campaña montado ante un centro comercial de ese barrio periférico del este profundo de la capital alemana, marcado por las típicas construcciones prefabricadas de la antigua Alemania comunista.

Los asistentes, mezcla de nuevas generaciones y vieja guardia, esperan a su cabeza de lista, Sahra Wagenknecht, representante del ala radical del partido, en liderazgo compartido con la moderada Katja Kipping.

Lichtenberg es bastión de La Izquierda y también una zona propicia al voto de protesta, ahora a AfD, como lo fue en el pasado al neonazi Partido Nacional Democrático (NPD).

Todo apunta a que AfD logrará acceder al Bundestag (cámara baja) cuando hasta ahora ninguna formación de ese espectro había superado el mínimo del 5 % necesario para obtener escaños.

“Somos la única fuerza con un programa de justicia social, contra las jubilaciones de pobreza y la precariedad laboral”, proclama ante la militancia la diputada Gesine Lötzsch.

La Izquierda, aglutinante del postcomunismo y la disidencia socialdemócrata, tradicionalmente asentado en el este del país, tiene experiencia de Gobierno en varios “Länder” y fue primera fuerza de la oposición en la pasada legislatura, al unirse en el gobierno cristianodemócratas con socialdemócratas.

Sin embargo, sus posibilidades de entrar en un Gobierno federal son casi nulas, ya que Merkel la descarta como socio y tampoco es probable que Schulz, en caso de que fuera matemáticamente posible, se lanzara a un arriesgado tripartito con La Izquierda y los Verdes.

Mientras los izquierdistas se dicen los únicos capaces frenar al AfD, el FDP hace campaña ya como los próximos socios de Merkel, la posición que tuvieron en el segundo mandato de la canciller.

“Necesitamos un Gobierno que recupere la confianza del inversor y que reduzca el gasto público”, apuntó Sven Hilgers, militante del céntrico barrio de Mitte, donde se juntan distrito gubernamental y zona de modernidad, además de los alquileres más altos de Berlín.

Hilgers reparte folletos en un mercadillo “bio” con la foto de su líder, Christian Lindner, que ha hecho de su rostro la imagen de campaña del partido.

El FDP, partido socio tanto de socialdemócratas como de conservadores que ha formado parte de 17 de los 23 Gobiernos federales del país, pero quedó fuera del Bundestag en las pasadas generales.

Lindner representa al ala renovadora de un partido al que se apodó “de los sueldos altos” y cercano al mundo empresarial.

Por el tercer puesto también pujan, con peores expectativas, los Verdes, formación que integró dos Gobiernos federales con el socialdemócrata Gerhard Schröder, y a la que Merkel no descarta para un tripartito si no le basta con el apoyo de los liberales.

El partido ecopacifista está no obstante de capa caída en estas generales, tras perder su perfil de fuerza alternativa y entrar en una especie de madurez excesivamente conservadora.

“Nos hicimos adultos. Pero seguimos representando la conciencia social y la política menos orientada al éxito inmediato”, defendió Canan Bayram, candidata en el multiétnico barrio de Kreuzberg.

Coincidió con la Izquierda en que el auge de la AfD se debe a la “falta de respuestas a los grandes problemas” del ciudadano, la precariedad y las bolsas de pobreza en la primera potencia europea.

“Estamos preparados para aliarnos con cualquier fuerza democrática. Lo que excluye a AfD”, dijo en línea con el resto de partidos.

Por Gemma Casadevall

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