Aplazan la cumbre entre Tokio, Pekín y Seúl por el escándalo de la presidenta Park

La cumbre trilateral que Japón, China y Corea del Sur tenían previsto celebrar este mes en Tokio ha sido aplazada debido al escándalo de corrupción que protagoniza la presidenta surcoreana Park Geun-hye, que ha sido despojada de sus poderes.

El ministro de Exteriores japonés, Fumio Kishida, fue el encargado de notificar hoy en Tokio el aplazamiento de la cita hasta el año próximo.

“Habíamos planeado acoger la cumbre entre Japón, China y Corea del Sur para final de año pero debido a varias circunstancias, la reprogramaremos y la celebraremos en Japón el año próximo en el momento en que sea más conveniente”, afirmó en declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.

Esta cita entre los tres países se comenzó a celebrar en 2008 con carácter anual, aunque las cumbres de 2013 y 2014 no tuvieron lugar debido al empeoramiento del clima diplomático en la región.

En el último lustro los vínculos de Tokio con Pekín y Seúl se han resentido debido a los conflictos territoriales que mantienen entre ellos y a las posturas endurecidas de sus respectivos jefes de Gobierno, que llegaron al poder a finales de 2012-principios de 2013.

Se esperaba que la cumbre de este año sirviera para seguir cimentando una mejora de las relaciones después del encuentro trilateral de 2015 en Seúl.

Sin embargo, la destitución de Park Geun-hye aprobada por el Parlamento surcoreano el pasado viernes ha echado por tierra la celebración de la cita de este año.

El primer ministro surcoreano, Hwang Kyo-ahn, ocupa provisionalmente la presidencia del país mientras el Tribunal Constitucional determina si acepta o no la destitución de Park.

La corte tiene un plazo de hasta 180 días para hacer o no efectivo el “impeachment” de Park, a la que los fiscales consideran cómplice del llamado escándalo de la “Rasputina surcoreana”.

Este es el sobrenombre con el que se conoce a Choi Soon-sil, Choi, amiga íntima de Park que está acusada de haber intervenido en asuntos de Estado a pesar de no ostentar cargo público y de haber extorsionado a empresas para obtener cuantiosas sumas de dinero que se habría apropiado parcialmente, entre otros cargos.