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Si Bachelet copia mis ideas, ¿por qué no votar al original?, dice Marco Enríquez

Si Bachelet copia mis ideas, ¿por qué no votar al original?, dice Marco Enríquez

EFE

Santiago de Chile —

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“Si se reconoce que Michelle Bachelet copia nuestras ideas, ¿Por qué no votar por el original”, dice el candidato a la Presidencia de Chile Marco Enríquez-Ominami, en referencia al programa de la exmandataria y favorita de las encuestas para gobernar de nuevo.

Convencido de que representa “un cambio valiente, controvertido y transparente”, Enríquez Ominami aspira a obtener más votos que Evelyn Matthei y Franco Parisi, los dos postulantes de la derecha, para así poder debatir con Bachelet en una segunda vuelta.

“Mi combate no es Bachelet, sino pasar a segunda vuelta derrotando a Evelyn Mathhei, que está dividida con otro candidato, que es (Franco) Parisi”, declaró en entrevista con Efe.

A su juicio, la división abierta en el electorado conservador entre la candidata de la Alianza y el independiente Franco Parisi le da a él la oportunidad de pasar a una segunda vuelta el próximo domingo, para el 15 de diciembre, aunque admite que “es complejo”, porque necesita subir seis puntos, ya que los sondeos le dan en torno al 10 por ciento.

Y agrega que “la derecha prefiere a Bachelet, porque se ha dado cuenta de que en el país hay hambre de cambio y prefiere la contención”.

Hace cuatro años, Marco Enríquez-Ominami carecía de apoyo político pero obtuvo el 20 por ciento de los votos y se convirtió en el “candidato revelación”. Hoy cuenta con el respaldo del Partido Progresista y de varios alcaldes, pero según los sondeos ha perdido el favor de parte de los electores.

“Las elecciones no son un asunto de porcentajes, sino de resultados. Lo que importa es pasar a segunda vuelta y estamos a cinco puntos de conseguirlo”, asegura ME-O, quien en todo caso desconfía de los sondeos, ahora que en Chile la inscripción en el censo electoral es automática y el voto es voluntario.

“Si votan dos millones de jóvenes más, habrá segunda vuelta”, vaticina.

A su juicio, en estas elecciones “hay una anomalía”, porque “hay nueve candidatos presidenciales y, sin embargo, hay menos debate que en 2009”.

Y pone como ejemplo que en la prensa local no se hable de temas importantes, como los brotes xenófobos que empiezan a surgir en el país ante la llegada de trabajadores extranjeros, un tema que le preocupa, “aunque no sea muy popular hablar de ello”, admite.

Poner sobre la mesa temas controvertidos es algo que ME-O viene haciendo antes incluso de que en junio de 2009 abandonara las filas del Partido Socialista, hastiado de la falta de democracia interna que a su juicio había en la Concertación, la coalición que gobernó el país entre 1990 y 2010.

“Nuestro proyecto es más grande que un mes de noviembre”, manifiesta en alusión a la fecha de la elección presidencial.

Eso quiere decir que si esta vez tampoco logra la Presidencia, ME-O no arrojará la toalla.

Convencido de que “si los ciudadanos quieren, Chile cambia” (el lema de su campaña), Enríquez-Ominami niega que la Nueva Mayoría, la alianza electoral heredera de la Concertación, haya ensanchado la base política de Bachelet, a pesar de la incorporación del Partido Comunista.

Y también contrarresta la idea de que las propuestas sobre educación gratuita, reforma tributaria y una nueva Constitución, ejes del programa de la expresidenta, vayan tan lejos como las suyas.

“En educación gratuita, ella dice sí pero no; en reforma tributaria, ella propone recaudar el 2,5 por ciento del PIB; yo, el 5 por ciento, y respecto a la nueva Constitución, tampoco dice cómo elaborarla”, rebate ME-O.

“Yo no peleo con Bachelet, incluso le tengo aprecio y comparto el mismo territorio biográfico, porque ambos tuvimos padres que fueron asesinados (en la dictadura), partimos al exilio y militamos en el mismo partido. La respeto, pero nuestras ambiciones son distintas”.

Llegado este punto, Enríquez-Ominami recuerda que él intentó cambiar la Concertación cuando militaba en el Partido Socialista y puntualiza que su pelea no es contra la candidata de la Nueva Mayoría, sino contra los que la rodean, “que son los mismos de siempre”.

Marco Enríquez-Ominami cree que el principal problema del país es la actual Constitución, cuya redacción original se hizo en dictadura, “porque es la que establece las reglas del juego”.

Pero reconoce que para los ciudadanos es más importante la reforma de la educación y el combate a la delincuencia, y advierte de que el próximo gobierno tendrá que enfrentar el problema de tener menos recursos y satisfacer más demandas.

Y por eso propone recaudar un 5 por ciento más del PIB subiendo los impuestos a las grandes empresas y reducir el gasto militar.

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