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Casado aprovecha la sentencia de las hipotecas para lanzar su plan neoliberal: supresión o bajada de cinco impuestos

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, el miércoles, en Helsinki.

Iñigo Aduriz / Andrés Gil

Madrid / Helsinki —

“De centro-derecha y liberal-conservador”. El líder del PP, Pablo Casado, suele utilizar esos adjetivos para definir su ideología política. Nada más lograr la presidencia del partido, en julio, el presidente de los populares se aplicó para hacer notar el giro a la derecha que le llevó a endurecer el discurso en asuntos como la inmigración, el aborto o Catalunya. Esta semana el líder popular ha decidido aprovechar el revuelo social que ha generado la sentencia del Tribunal Supremo sobre los impuestos de las hipotecas para plantear su plan económico basado en la filosofía neoliberal de reducción y supresión de tributos.

Con el escándalo de la sentencia revisada del Supremo para que sean los clientes y no la banca los que paguen el impuesto de las hipotecas en todas las portadas y tertulias, Casado planteó este miércoles la eliminación de tres tributos y la bajada de otros dos. El líder del PP quiere suprimir el de actos jurídicos documentados, en el origen del conflicto en el Supremo, pero también el de Patrimonio así como el de Donaciones y Sucesiones. Además, Casado propone bajar el IRPF y el Impuesto de Sociedades. 

El presidente conservador realizaba esos anuncios en Helsinki, donde ha participado en el congreso del Partido Popular Europeo y después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara un Real Decreto Ley para que a partir de ahora siempre sea la banca la que asuma los impuestos de las hipotecas.

Casado contraponía en la capital finlandesa la política fiscal del Ejecutivo socialista con la que defiende el PP. “Cuando el Gobierno plantea nuevos impuestos los pagan los contribuyentes, los trabajadores, los autónomos...”, apuntaba. “Esto de abogar por una supuesta lucha de clases cuando sangras a la clase media trabajadora y estás lastrando la competitividad y la creación de empleo, creo que es un mal negocio. Nosotros lo incardinamos en una reforma fiscal global”.

La financiación de las autonomías

Casado no ha concretado, en cambio, cómo se podrían compensar los ingresos que las comunidades autónomas dejarían de percibir con la supresión o reducción de los tributos que ha puesto encima de la mesa, a pesar de que estos impuestos que el líder del PP plantea tocar son algunos de los más importantes que tienen cedidos por completo las autonomías. 

Según datos del Ministerio de Hacienda, las comunidades recaudaron con estos tributos 5.525 millones de euros en 2017, más del 43% de lo ingresado por los impuestos cedidos (12.685 millones). En concreto, recibieron 2.411 por sucesiones y donaciones; 2.051 por actos jurídicos documentados y 1.063 por patrimonio. 

El presidente de los populares se ha limitado a señalar que la compensación por la eliminación de los citados impuestos podría realizarse “a través de un nuevo sistema de financiación autonómica, que por culpa del PSOE y su bloqueo lleva muchos años pendiente de actualizarse”, aunque no concreta cómo debería plantearse esa reforma.

Casado prometió que pondría en marcha su agenda neoliberal nada más ganar la presidencia del PP en el XIX Congreso del partido. Durante la campaña de las primarias ya reivindicaba la bajada del IRPF, suprimir los impuestos de sucesiones, donaciones y patrimonio, y desgravaciones por innovación y emprendimiento. Entre los planes de Casado también está la “liberalización” total de la economía: “Lo que tiene que hacer un partido es no molestar a las empresas y favorecer una regulación que favorezca la generación de riqueza y empleo”, apuntaba el pasado miércoles en un encuentro con empresarios. 

“Proyectos sin complejos”

El líder del PP siempre ha rechazado que estas propuestas impliquen un giro a la derecha de su partido. Él asegura que cree “en la política de ideas y no en la de etiquetas”, con principios como “la libertad individual, la bajada de impuestos, la unidad de España, la defensa de la vida, la familia, la honestidad, la eficacia en la gestión, la seguridad y la defensa de las víctimas del terrorismo.” “Si eso es de derechas, quien tiene un problema es el que se siente excluido de esos principios”, señalaba nada más ser elegido presidente de los populares.

“Es lo que la mayoría silenciosa española estaba deseando: proyectos sin complejos basados en unos principios sin etiquetas partidarias, sino que tienen unas raíces en valores e ideas que han hecho progresar a la sociedad en todo el mundo”, concluye Casado.

El planteamiento del presidente del PP no solo supondría un cambio completo de la política fiscal en España; también constituye un giro con lo que ha defendido su partido ya que durante los siete años de Gobierno con Mariano Rajoy como presidente evitó afrontar este tipo de reformas.

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