Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El precio de la independencia

La manifestación independentista de la última Diada. / Efe

Andrés Gil

Los números son fríos, pero muchas veces engañan. Porque tienden a estar al servicio de quien los muestra, sobre todo si hablamos de política. Y, en el caso de la independencia de Cataluña, hay suficientes motivos de peso como para que los partidarios y los refractarios hagan las cuentas a su favor. ¿Es viable Cataluña sin España? ¿Es viable España sin Cataluña? Y, en definitiva, ¿qué significa ser viable, dadas las circunstancias económicas? Más allá de los chascarrillos fáciles sobre si el Barça jugaría o no en la Liga española, lo cierto es que la ruptura total, además de no tener un mecanismo prestablecido, tiene enormes consecuencias en todos los ámbitos, tanto para Cataluña como para el conjunto de España.

Son unas consecuencias difíciles de medir, económicas, afectivas, sentimentales, históricas, a las que se llegaría a través de un proceso aún no definido y que es muy improbable que se pueda recorrer de forma unilateral, aunque el 51% de los catalanes se confiesen independentistas, según el último barómetro del Centre d'Estudis d'Opinió, dependiente de la Generalitat. Y aunque el presidente de la Generalitat, Artur Mas, convoque unas elecciones que avalen el “derecho a la autodeterminación”.

En el euro y la UE

“Queremos una estructura de Estado dentro del euro y la UE”, dijo el presidente Mas el 12 de septiembre, al día siguiente de la gran manifestación de la Diada. Pues bien, para ello necesitaría del voto unánime de todos los socios comunitarios, incluido España. Pero es que para haber llegado a ese punto hay que tomar una serie de pasos que no se encuentran recogidos en ningún texto legal: el de la secesión pactada, toda vez que no se prevé el uso de la fuerza por ninguna de las dos partes. Para ello, resultaría fundamental la jaculatoria que repite a menudo Mas: “Una amplia mayoría social, pacífica y democrática que reclama su propio futuro”. ¿Cómo podría un Estado frenar el impulso independentista de una amplia mayoría pacífica que lo expresa democráticamente? Y esta es la clave: cómo hacerlo si el Gobierno central no quiere negociar. A partir de ahí, con boicoteo, sin euro ni UE, Cataluña tendría graves problemas.

La constitución española prohíbe la secesión en su artículo 2, cuando habla de la “indisoluble unidad de la Nación”, y para sortearlo, la ley hace imprescindible decisión del pueblo español en su conjunto, pues es en el que reside la soberanía. En principio, no valdría solo con lo que se votara en Cataluña. Baste recordar cómo el Plan Ibarretxe fue tumbado en el Congreso en 2005.

Desde el punto de vista formal, el único cauce posible es cambiar la Constitución, con convocatoria electoral, mayorías cualificadas en las Cortes Generales y referéndum. Serían en definitiva todos los españoles, de modo directo y además a través de sus representantes, quienes habrían de tomar esa determinación.

A partir de aquí, sobre todo si se queda fuera del euro, el Estado catalán tendría que definir su sistema tributario, un modelo monetario propio y negociar las reglas comerciales con la UE.

Déficit fiscal

Se diga lo que se diga, si se marcha un miembro adinerado de la familia, el sentido común indica que la pérdida es sensible. Y eso pasaría con Cataluña. Es una de las regiones más ricas de España: representa el 19,5% de su economía. Según datos de la Generalitat, el déficit fiscal de Cataluña el año 2009 fue de 16.409 millones (7,8% de su PIB), y 290.000 millones desde desde 1986 a 2009.

El déficit fiscal es el caballo de batalla constante. Según afirma uno de los economistas más combativos a favor de la independencia, el catedrático Xavier Sala i Martí, “sólo regresa el 60% de los impuestos pagados por los ciudadanos y las empresas catalanas”.

Pero el nuevo Estado catalán tendría que asumir servicios como defensa, seguridad o la diplomacia. O los rescates a CatalunyaCaixa y Unnim, que han costado 2.300 millones. Y, en todo caso, seguiría teniendo dependencia energética exterior.

También hay que tener en cuenta que una Cataluña independiente tendría que sostener 1,2 millones de pensionistas y 821.000 parados (21,5%, frente al 24,63% de toda España), según la EPA del segundo trimestre de 2012. Y todo con una población activa de 3,7 millones de personas. Claro, que reclamaría su parte de lo aportado a la Seguridad Social y al fondo de pensiones en los últimos años.

Deuda

Cataluña es la autonomía con más deuda, 43.954 millones de euros, un 29,1% de la deuda acumulada en el conjunto de las comunidades y representa un 20,9% del PIB catalán. En 2003 era de 10.900 millones.

Los partidarios de la independencia argumentan que podrían liquidar esta deuda en tres años si no fuera por los 16.500 millones anuales que, según ellos, se van a España. No obstante, la Fundació Catalanista y Demòcrata afirma que una Cataluña independiente tendría un superávit bastante diferente: entre 922 millones de euros (con datos de 2009, en crisis) y 21.071 millones (2007, en bonanza).

La deuda de las administraciones públicas llegó a los 804.388 millones en el segundo trimestre de 2012 (75,9% del PIB), su nivel más alto de la serie, que arranca en 1995, según el Banco de España.

De toda la deuda, la administración central acumula 617.504 millones (58,3% del PIB), las comunidades, 150.578 millones (14,2% del PIB), y los ayuntamientos, 36.306 millones (3,4% del PIB).

De los 617.731 millones de la administación central, el 16% que correspondería a Cataluña por su población, serían 98.800 millones. Si a esta cantidad se le suman los 43.954 millones de deuda que tiene ahora la Generalitat, salen 142.754 millones: un 68% del PIB (8 puntos menos que el conjunto de España).

PIB

Cataluña tiene un PIB de 210.000 millones de euros (19,5% de España), 7,5 millones de habitantes y 27.430 euros de PIB per cápita.

El PIB de España es de 1.073.383 millones de euros. Con 47.190.493 habitantes, el PIB per cápita es de 23.271 euros.

Por tanto, España sin Cataluña tendría un PIB de 863.383 millones de euros, 39.690.493 millones de habitantes y 21.752 euros de PIB per cápita per cápita (1.519 euros menos).

La media de los 27 países de la Unión Europea en 25.134 euros por habitante.

Exportación

Cataluña comercia por valor de 143.050 millones de euros. Vende en su territorio por valor de 38.136 millones (26,7%), exporta al resto de España 49.389 millones (34,5%) y al mundo 55.525 millones (38,8%).

Importa de España 26.705 millones y 70.850 millones del resto del mundo. Así, el saldo interior es positivo en 22.685, el exterior es negativo en 15.325 millones y la 'dependencia' del mercado español asciende al 34,5% de sus exportaciones. ¿Cómo reaccionaría España comercialmente en caso de la independencia? ¿Cómo se verían afectados esos 49.389 millones de euros que compra el mercado español? Es una incógnita, pero es razonable pensar que algo menguaría.

Financiación y bono catalán

Cataluña ha pedido al fondo de liquidez español 5.023 millones, toda vez que los mercados tienen cerrado el crédito: Cataluña paga en su bono con cupón 4,3% de noviembre de 2016 una rentabilidad de 12,475%, mientras que el Estado paga en su bono de 3,25% de abril de 2016 una rentabilidad del 5,7%. Es decir, Cataluña está penalizada con más del doble de intereses, lo cual es inasumible si quiere financiarse de forma independiente. ¿Cambiarían las condiciones si estuviera fuera de España? Sala i Martí está seguro de que sí, porque considera que el lastre es España. Los datos apuntan que la deuda, los vencimientos y el déficit de Cataluña dificultan que pueda financiarse mucho más barato, y menos de un día para otro.

Etiquetas
stats