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“Ciudadanos debe decidir si apuntala la corrupción del PP o adopta una visión reformista”

El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, en una imagen de archivo

Irene Castro

Ximo Puig (Morella, 1959) preside la Comunidad Valenciana con un gobierno de coalición con Compromís, con quien en términos generales se siente a gusto. No teme que el escenario que pueda darse a nivel estatal le afecte a la gobernabilidad en la comunidad. Alineado con Susana Díaz y los denominados 'barones críticos', apuesta por que el liderazgo del PSOE se revise en caso de que haya que repetir las elecciones. No obstante, y aunque reconoce que es “difícil” llegar a un pacto que coloque a Pedro Sánchez en Moncloa, cree que Podemos, Ciudadanos y los socialistas deberían aliarse para formar gobierno basado en una “intersección entre los programas electorales” de las tres formaciones y que deje fuera los aspectos “contradictorios”, como la apuesta de los de Pablo Iglesias por la celebración de un referéndum en Cataluña.

¿Se ha encontrado alguna sorpresa en los cajones de la Generalitat?

Muchas. No la sorpresa general porque sabíamos que la gestión del PP había sido manifiestamente mejorable en algunos ámbitos y, en otros, corrupta. Lo habíamos visto. Pero cuando se está avanzando en cada departamento se está viendo que se gestionó mucho peor de lo que pensamos y hay enormes agujeros negros. Esta semana presentamos en una denuncia ante la Fiscalía la auditoría de la empresa Ciegsa, que era una empresa pública para hacer colegios, en la que la Intervención de la Generalitat ha encontrado unos sobrecostes valorados en más de 1.000 millones de euros. Ha habido un descontrol absoluto y una desviación de fondos. Pero tenemos muchas arterias abiertas.

¿Puede haber nuevas investigaciones?

Sí, claro. Nosotros no estamos haciendo un revisionismo de persecución ortodoxa contra el pasado. Estamos intentando clarificar lo que ha pasado, castigar a los culpables que han estafado a las finanzas públicas y, si es posible, recuperar el dinero. Ya hemos recuperado una parte de la cantidad robada por la mafia que actuó sobre la cooperación por la cual está en la cárcel el exconsejero Blasco.

¿En cuánto cree que se ha podido perjudicar a las arcas públicas con estos casos?

No tenemos aún una determinación global. Esta semana hemos visto lo de los 1.000 millones de Ciegsa, pero se están haciendo las auditorías públicas y se está, además, intentando hacer de manera rigurosa.

¿Acabará la investigación del caso Imelsa afectando a Rita Barberá?caso Imelsa

Políticamente, por supuesto y ya. Barberá durante un cuarto de siglo, que se dice pronto, ha sido la persona de confianza del PP en la Comunidad Valenciana. Por tanto, es evidente que ella no puede mirar hacia otro lado porque es una de las responsables políticas de lo que ha pasado y, en este caso, en lo que concierne directamente al Ayuntamiento por supuesto que es la responsable política. Lo era también en el caso Nòos, que el propio juez Castro dijo que debería estar imputada pero el TSJ no lo aceptó, pero realmente la que daba las órdenes era ella. Fue ella que inició un nuevo tipo delictivo que es el cohecho fotográfico. Se hacía las fotografías con Urdangarin, aunque después ha sido su teniente de alcalde el que está imputado, pero la que se hacía la foto era ella y la que tenía la relación especial con Urdangarin.

Parece que los casos de corrupción han pasado poca factura al PP porque sigue siendo la fuerza más votada. ¿A qué lo atribuye?

Le ha pasado no la suficiente factura pero sí le ha pasado factura. En las elecciones autonómicas perdió la mitad de los votos, que se dice pronto. Es verdad que el PP tejió una red clientelar enorme y generó un imaginario colectivo que asoció la prosperidad al PP. Se ha visto ahora que era una gran prosperidad para ellos y no para los ciudadanos. 

¿Le puede pasar más factura para los pactos de Rajoy?

Ya le está pasando. El señor Rajoy no puede abstenerse de su responsabilidad. Rajoy tiene relación directa con la corrupción valenciana porque vivió en gran parte políticamente de la fortaleza del PP de la Comunidad Valenciana. De hecho, es donde hizo el Congreso de su proclamación. Era conocedor de lo que era el partido allí porque si haces ese Congreso en la Feria de Valencia, que cuesta una barbaridad, es evidente que sabes que alguien lo está pagando. No puede decir que no sabía nada. Este no es un problema del PP valenciano, es un problema del PP. 

¿Cree que las últimas noticias que se han conocido sobre Valencia pueden acercar a Pedro Sánchez a la Moncloa gracias a Rivera?

Ciudadanos, si de verdad es un partido que quiere la regeneración de la política, no puede ni por activa ni por pasiva apoyar al PP. Es Ciudadanos el que tiene que decidir si apuntala a un partido que ha inyectado una enorme dosis de corrupción o adopta una visión reformista y regeneradora. Creo que ahí hay espacios de acuerdo tanto entre Podemos como Ciudadanos y el PSOE. 

Tanto Podemos como Ciudadanos se han dicho que no mutuamente. ¿Es posible ese acuerdo?

Puede haber distintas versiones de esa situación. Pero, por ejemplo, la semana pasada en la Comunidad Valenciana ha habido la presentación de varias iniciativas conjuntas de Podemos y Ciudadanos. No entiendo por qué en algunos ámbitos determinados no puede haber algún tipo de confluencia. Lo que tiene que quedar claro es un acuerdo con una serie de puntos en los que haya una intersección entre los programas electorales y un programa que necesite el país. No puede ser la suma de programas en algunos aspectos contradictorios. Tiene que ser la conformación de un programa único que dé respuesta a los problemas que tienen los españoles. 

¿Será factible? ¿Y con qué alternativa: la abstención de Podemos o la de Ciudadanos?

Si no se ha empezado a hablar, no se puede avanzar. La vía debe ser el diálogo, mucho diálogo, mucha humildad y un cierto patriotismo ciudadano para poner por encima el interés de las personas. 

Algunos presidentes autonómicos socialistas han dicho que no les sirve ni la abstención de ERC y Democracia y Libertad ni que no vayan a votar el día de la investidura. ¿Está de acuerdo? han dicho que no les sirve ni la abstención de ERC y Democracia y Libertad

Han dicho ya que que van a votar que no. 

¿Sin ellos es posible que cuadren los números?

Es difícil pero por eso hay que decirles a los ciudadanos que la realidad es muy compleja. Cuando los ciudadanos me dicen que hagamos lo posible por que haya un gobierno de izquierdas, digo que sí vamos a hacer lo posible por que haya un gobierno lo más reformista posible y lo más progresista posible pero es que la izquierda no suma en estos momentos diputados suficientes para que haya un gobierno de izquierdas. Ahora, ¿podemos hacer un gobierno de cambio mejor que el de Rajoy? Sí, pero tiene que tener varios anclajes. 

Hay que meter sí o sí a Ciudadanos...

De una manera directa o indirecta si no es muy difícil que exista una combinación. 

¿Qué le parece que se consulte a la militancia el acuerdo al que pueda llegar Pedro Sánchez?

Bien. Me parece bien que los ciudadanos tengan la oportunidad de saber y participar en la toma de decisiones. Lo que no puede haber es una especie de dialéctica entre la democracia representativa y la democracia directa. Lo que se trata es de intentar combinar lo que puede ser una acción puntual de una consulta con lo que es la democracia representativa, que es un progreso de la democracia asamblearia, que ha ido avanzando porque hay cuestiones complejas que tienen una discusión más compleja.

La confección de algunas políticas públicas exige representación, una cosa obvia. Ahora, puntualmente, para una cosa de gran trascedencia, acudir a una fórmula de estas características creo que es posible siempre que se explicite un proyecto de programa, un acuerdo que los militantes puedan entender, determinar y saber. No se trata de hacer preguntas como en el referéndum de Cataluña, se trata de decir sí o no a un papel concreto. 

Si votan los militantes, se supone que el Comité Federal ratificará el resultado pero no tomará una decisión contraria. ¿Limita su capacidad?

Esta cuestión en concreto no se ha planteado internamente. No se ha dicho exactamente cuál va a ser el mecanismo. Hay que ver quién aprueba la convocatoria de ese referéndum. 

¿Cree que Pedro Sánchez ha intentado obtener por la vía de la militancia un respaldo que igual no podría haber tenido por parte de los barones?

No. Los representantes territoriales -los que de una manera intencionalmente negativa se denominan barones, nomenclatura que abomino porque quiere descalificar a los dirigentes territoriales y, con esa dialéctica, deberíamos hablar de que si hay barones, hay marqueses- no estamos por inseminación artificial, estamos ahí porque hemos acudido a distintas convocatorias internas y externas y tenemos una representatividad. De hecho, soy presidente autonómico con el voto de 60.000 personas en unas primarias abiertas. Por tanto, me siento legitimado para tener y dar mi opinión. En cualquier caso, esa especie de conflicto entre lo representativo y lo directo, creo que no tiene ningún sentido y no se debe plantear. 

¿Le parece bien un pacto con Pablo Iglesias que supusiera su entrada en el Gobierno?

Primero el qué, después cómo y después quiénes. En este momento, no se puede determinar qué Gobierno sin saber qué vamos a hacer. Creo que la combinación que planteó el otro día Iglesias es absolutamente inversa a lo que debe ser. Primero pongamos de acuerdo en qué queremos hacer y, en función de eso, con qué estructura y ya se aborda el Gobierno. No estoy por descalificar a nadie. 

¿Y ellos les descalifican a ustedes?

Lo que quiero decir es que no es descartable ningún modelo de Gobierno en estos momentos: Podemos, Ciudadanos... Ya se verá, pero es el final del trayecto. El principio es qué vamos a hacer y, en función de eso, qué investidura se puede plasmar con un programa de gobierno y, a partir de eso, qué tipo de distribución se puede hacer. Es evidente que los gobiernos de coalición exigen, desde luego, un tipo de cultura diferente, de diálogo, pero también aportan un buen producto político. 

¿Ve factible ese diálogo cuando Pablo Iglesias ha cargado con tanta dureza contra el PSOE?

Eso lo tendrá que explicar él. Es evidente que si tienes que llegar a un acuerdo con alguien, no le insultas. 

¿Se habrán sentido los militantes tan molestos como algunos dirigentes que han calificado la propuesta de Iglesias de “humillante”? ¿Puede la militancia decir finalmente que no a Podemos?

No hablaré por los militantes. Lo que sí creo es que hasta llegar al momento del referéndum hay que llegar a un acuerdo, y que haya un documento y un papel en el que se planteen las intenciones del nuevo Gobierno. Hasta que lleguemos ahí, aún falta mucho, todo. 

¿Qué le parece la fecha que se ha fijado finalmente para el Congreso del PSOE a finales de mayo?

Sinceramente este sábado no hacía falta fijar la fecha definitiva pero es fruto de un acuerdo y al final es importante que los haya y que pongamos el foco sobre lo fundamental, que es la negociación para formar gobierno. 

Esa fecha se ha intentado fijar por la posibilidad de que se repitan las elecciones, pero ¿puede caer en mitad de la celebración de elecciones y que al final se tenga que retrasar y cumplir con lo que quería Ferraz que era que el Congreso fuera después de unos hipotéticos comicios?

Es razonable que, si se repiten las elecciones, que no es el escenario ideal, el partido se rearme ideológicamente como propuesta política y también como el nuevo equipo. También puede ser refrendado el actual. 

¿Y si coincide por los tiempos?

Siempre hay que poner la política orgánica en función del interés general del país y en función del interés general. 

Si llegaran a coincidir porque las elecciones fueran a principios de junio, ¿se tendría que retrasar?

No podemos estar enajenados respecto a la realidad y decir: nosotros vamos a nuestro rollo pase lo que pase. 

¿Ve a Susana Díaz presentándose a ese Congreso?

No lo sé. Tendría que preguntárselo a ella.

¿Y a unas primarias?

Ídem.

¿Le gustaría que se presentara?

Ella tiene que decidirlo. 

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