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Cuba, el debate sobre las drogas y la división de la OEA marcan el legado de Insulza

Cuba, el debate sobre las drogas y la división de la OEA marcan el legado de Insulza

EFE

Washington —

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El periodo de José Miguel Insulza al frente de la OEA ha estado marcado por una fragmentación inédita en el continente americano que redujo el papel de la organización en las grandes crisis, con un legado marcado fundamentalmente por el informe sobre drogas y la integración gradual de Cuba en la región.

Insulza dejará este martes de ser secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) después de diez años en el cargo que, según expertos y fuentes diplomáticas consultadas por Efe, han estado marcados por la dificultad para alcanzar consensos en el organismo y la competencia de otros foros regionales.

Al político chileno “le tocó bailar con la más fea: una organización dividida, con clarísimos problemas internos, con países que no pagan sus cuotas”, y con “un nivel de polarización que nunca ha tenido la OEA en toda su historia”, dijo una fuente diplomática.

“La etapa de Insulza como secretario general se recordará como una de una gran fragmentación política en Latinoamérica, y la emergencia y el crecimiento de otros grupos regionales, aseguró a Efe el presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, Michael Shifter.

La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) surgió en 2008 y dos años más tarde nacía la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), que muchas veces eclipsaron a la OEA con respuestas más rápidas y eficaces a las crisis regionales, aunque Insulza siempre apostó por la convivencia de las tres organizaciones.

El titular de la OEA no se ha cansado de subrayar que integrar a Estados Unidos y Canadá en el debate hemisférico es un activo fundamental que da relevancia al organismo que dirige, aunque a ese foro le sigue faltando una de las voces del continente: la de Cuba.

Desde su llegada a la Secretaría General en 2005, Insulza se propuso elevar el debate sobre Cuba en el organismo y fue a iniciativa suya que la OEA levantó en 2009 las sanciones que mantenían suspendida a la isla del foro político desde 1962.

Aunque Cuba no ha querido, por ahora, volver al organismo, Insulza se convirtió en enero de 2014 en el primer secretario general de la OEA en viajar a la isla en más de medio siglo, y cree que merece reconocimiento por la mejora en el ambiente que permitió que el Gobierno cubano participara en la última Cumbre de las Américas celebrada en abril en Panamá.

“El histórico encuentro entre (Raúl) Castro y (Barack) Obama en la Cumbre de las Américas en Panamá es una reivindicación de la posición de Insulza en Cuba”, aseguró Shifter.

El otro gran logro de su mandato es, probablemente, el informe sobre drogas publicado por la OEA en 2013, cuyo impacto persiste hoy y promete seguir marcando el debate regional y global al respecto.

“Ese informe fue impresionante y muy serio, e ilustra lo que la OEA puede hacer si aborda un asunto importante, consulta a los mejores expertos, tiene los fondos adecuados y muestra liderazgo”, opinó Shifter.

Entre los fallos de la gestión de Insulza, quienes vivieron su primera etapa en la OEA lamentan que dedicara buena parte de sus energías a “construir una plataforma” para una posible candidatura presidencial en Chile, donde estuvo a punto de presentarse a las elecciones de 2009 pero finalmente desistió.

“Él se dedicó de lleno a eso, y dentro de la OEA se hablaba abiertamente de que ese era un error”, dijo una fuente diplomática.

El golpe de Estado en Honduras de 2009, que llevó a suspender durante alrededor de un año al país centroamericano de la OEA, también “se podría haber gestionado mejor”, apuntó Shifter.

Pero la gran piedra en el zapato de Insulza fue Venezuela, que le generó críticas tanto del Gobierno como de la oposición, esta última convencida de que el secretario general no quiso hacer lo suficiente ante la crisis política que comenzó en 2014 en el país.

Muchos observadores de la OEA coinciden, no obstante, en que el silencio del organismo en ese tema es menos culpa de Insulza que de la falta de voluntad de los países para actuar, que ha “limitado mucho” las opciones del secretario general, en palabras de Shifter.

Más allá de Venezuela, la OEA de la última década ha mostrado una “dificultad de alcanzar consensos y responder colectiva y eficazmente a los retos para la democracia”, según ese experto.

Insulza cuenta con prominentes defensores de su gestión, como el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y el chileno Eduardo Frei (1994-2000), que escribieron halagüeños prefacios en el libro del secretario general sobre esta década.

Para el embajador de Chile en Washington, Juan Gabriel Valdés, su compatriota Insulza “ha permitido, y ha facilitado, que la OEA siga siendo un actor importante en el hemisferio”.

“Si ha habido fallas en este periodo, las fallas las adjudico mucho más a la voluntad de los países a la hora de desarrollar una organización realmente efectiva que a la conducción” de Insulza, afirmó Valdés en un reciente encuentro con periodistas.

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