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Dezcallar acusa al Gobierno de Venezuela de dar un chivatazo a seis etarras que habían sido localizados

Dezcallar acusa al Gobierno de Venezuela de dar un chivatazo a seis etarras que habían sido localizados

EUROPA PRESS

MADRID —

“Por la mañana descubrí que Chávez no sólo era simpático e impresentable, sino también más falso que una moneda de diez euros, pues los seis etarras que más nos preocupaban, culpables de una treintena de asesinatos, habían desaparecido de sus domicilios durante la noche. No resulta disparatado pensar que alguien los había prevenido desde el palacio de Miraflores tan pronto como yo lo había abandonado a las tres de la madrugada”. Así lo recuerda Dezcallar en sus memorias recogidas ahora en un libro titulado 'Valió la pena' (Península).

En una entrevista concedida a Europa Press insiste en que “alguien debió decirles algo”. “Cuando fuimos a la mañana siguiente ya no estaban”, explica Dezcallar, quien recuerda que se presentó en el despacho de Chávez con una lista de terroristas que eran objetivo de las autoridades españolas. “Había cuatro etarras que tenían 20 asesinatos, no era ninguna tontería. Venezuela no era un refugio de gente que estaba amortizada, sino de auténticos canallas que tenían mucha sangre en las manos”, advierte.

Según sostiene, el motivo de la reunión con Chávez era convencerle de que a su Gobierno no le interesaba tenerlos en Venezuela y que España quería detenerlos. “Y esa es la razón por la que fui a ver a este caballero, fue una situación inenarrable. Estuve casi tres horas con él. ¿Qué paso? que a la mañana siguiente todos habían desaparecido porque les teníamos controlados y al día siguiente todos habían desaparecido”, relata.

Preguntado en concreto si fueron alertados, Dezcallar mantiene su tesis: “eso es lo que yo supongo porque les teníamos localizados y al día siguiente no había nadie en sus casas, así que alguien debió de decirles algo”.

Añade en sus memorias el ex jefe de la Inteligencia española que “aun así, las cosas no salieron tan mal” ya que, según precisa, durante el año siguiente fueron detenidos y entregados a España “tres indeseables que estaban en la lista” que el propio Dezcallar le dejó a Chávez. Se trataba de Juan Víctor Galarza, Sebastián Echániz y José Ramón Foruria. “Otro de ellos, José Lorenzo Ayestarán fue detenido en Francia en 2010. Cuatro menos”, apunta.

“Mi viaje no fue finalmente el fracaso que yo había temido al principio, aunque aún hoy quedan allí algunos mientras escribo estas líneas”, zanja en su libro publicado esta semana.

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