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Dionisio González “construye” proyectos de Le Courbusier en Yvorypress

Dionisio González "construye" proyectos de Le Courbusier en Yvorypress

EFE

Madrid —

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La arquitectura se ha vuelto el foco central de las obras de Dionisio González, que recupera y “construye” 20 proyectos de Le Corbusier que nunca se realizaron, en la exposición “Le Corbusier: The Last Project”, que abrirá sus puertas el jueves dentro del festival de PhotoEspaña 2013.

“En mi obra la arquitectura se ha convertido en un interés absolutamente inherente y cuando algo empieza a ser insitu de tu propia personalidad, es muy difícil que lo extraigas”, comentó el fotógrafo durante una entrevista con Efe.

Autor de conocidas series, como las que dedicó a las favelas brasileñas o a Venecia, González presenta en su exposición más ambiciosa en Madrid dos proyectos diferenciados.

“El dedicado a Le Corbusier es el que ocupa mayor espacio. Se parte de proyectos no realizados, a los que se da vida ejecutándoles de tal forma que parezca que están construidos y habitados. Son los vestigios omitidos de todas esas arquitecturas inexistentes a las que he intentado dar la métrica que tendrían hoy en día”, comentó.

En este paseo por las arquitecturas inexistentes de Le Corbusier “se han recuperado proyectos muy bonitos como la Villa Ocampo, una de sus famosas casas blancas proyectada en Buenos Aires para Victoria Ocampo”.

Así como la Maison Canneel, en Bélgica; el Museo de Arte Contemporáneo, en París, o el Palacio de la Sociedad de Naciones, en Ginebra, así como otros en la India, “que es el poso donde Le Corbusier pudo hacer muchos de sus sueños urbanísticos más que arquitectónicos”.

A lo largo del recorrido “vas leyendo los proyectos tranquilamente hasta que empiezan a facetarse, a curvarse, a dificultar la visión del espectador, para acabar explotando”, en una instalación formada por restos de los marcos de las imágenes.

La exposición refleja un concepto de utopía invertida, “en el sentido de que es un lenguaje distópico porque aunque se trata de recuperar los proyectos, finalmente los omitimos mediante una explosión y los explosionamos precisamente para subrayar que todo en si es una fantasía. Siguiendo la máxima de Heidegger que todo proyecto no construido es una ruina, finalmente todo proyecto no construido es también un proyecto destruido”.

En el espacio expositivo central, se ha situado la videoinstalación multicanal “Politopofonías”, un proyecto completamente nuevo y “apasionante”.

Se ha procesado la voz de Le Corbusier junto con música a través de un software “generando formas que ocupan ciertas volumetrías arquitectónicas. Extraemos de esos grafos o dibujos que salen de la voz por generación matemática algunas arquitecturas que hemos incorporado a la propia ciudad del Madrid”, ha explicado.

La muestra incluye también varias obras de la serie “Dauphin Island”, inspirada en la isla del estado de Alabama. “Es una de las zonas más deprimidas de Estados Unidos, en la que hay toda una historia relacionada con la adversidad y el caos y existe cierta armonía en esa fatalidad”.

La isla en el Golfo de México ha sufrido numerosas catástrofes naturales, “a pesar de los cual los lugareños siguen construyendo casas en lugares expuestos a los huracanes”.

Intentando ser afín a la “fantasmagoría” del propio lugar, ha imaginado, en los nichos arquitectónicos en los que quedaban restos, proyectos propositivos que configuran nuevas estructuras habitativas.

“Comencé a hacer una especie de arquitectura bunquerizada en contra de la ofensiva de la naturaleza y a partir de ahí cree casas como santuarios en el sentido de que son estructuras con gran visibilidad, con superficies que dejan correr el viento, cimentadas en hormigón y hierro. Salió una arquitectura muy circular, muy distinta de todo lo que había trabajado hasta entonces”, afirmó.

Con numerosos trabajos y exposiciones en curso, González confiesa que el interés de su trabajo radica en las personas. “Mi primer interés fue ocupar las redes cibernéticas en las que situaba a gentes en celdas, fui creando colmenas humanas. De ahí el desarrollo ha ido a más. El individuo te lleva a la colectividad y la colectividad a sus modos de habitar”.

En el trabajo siempre “he vivido con las personas, he conocido sus intereses y necesidades. Me da mucho respeto las realidades domésticas. No quiero hacer del arte esa especie de aberración postmoderna de lo espectacular. No quiero caer en esa visión de lo esperpéntico”.

Le interesa ser “propositivo” y por ello no entiende el arte en sí mismo solo como denuncia o como abundar más en lo denunciable “porque para eso existen otros medios”.

“No solamente hay que mostrar lo denunciable sino proponer alternativas, y eso sí lo he hecho permanentemente con mis obras. He ido proponiendo modelos alternativos, sostenibles e incluso soluciones habitativas en torno a ciudades”.

Por Mila Trenas

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