Estonia asume la presidencia de la UE centrada en la agenda digital

Estonia, la pequeña república báltica que forma parte del club comunitario desde 2004, asumirá por primera vez el 1 de julio la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea (UE) con la vista puesta en la agenda digital, la crisis migratoria y la lucha contra el terrorismo.

El país, con una población de poco más de un millón de habitantes, se encuentra a la vanguardia de los Veintiocho en el desarrollo de la sociedad de la información y, en particular, del gobierno electrónico.

Incluso en la Comisión Europea (CE), el ex primer ministro estonio Andrus Ansip es el comisario encargado del Mercado Único Digital.

Así, Tallin busca impulsar tanto el comercio como los servicios digitales transfronterizos y crear una Europa “digital unificada”, al mismo tiempo que se garantiza el equilibrio entre el libre flujo de información y la seguridad de los datos.

“En lo referente a esta presidencia digital, la piedra angular para nosotros será el trabajo legislativo, y la base de ese trabajo legislativo debe ser el libre movimiento de datos, pues es realmente crucial para el Mercado Único Digital y la economía europea”, afirmó esta semana en una rueda de prensa la representante permanente de Estonia ante la UE, Kaja Tael.

La república báltica espera que el Ejecutivo comunitario presente a finales de año una propuesta nueva para abordar “las injustificadas barreras sobre la localización de datos” y también se ocupará de la implementación del principio de “una sola vez”.

Esa norma se basa en el suministro de información a las administraciones públicas por parte de empresas y particulares una sola vez y, así, evitar la presentación de los mismos documentos en repetidas ocasiones.

Además, Estonia continuará con las discusiones sobre la directiva de derechos de autor e intentará lograr un “compromiso” en esa materia.

La propuesta de la Comisión, presentada en septiembre, incluye un nuevo derecho para la reproducción en internet de contenidos de prensa o la obligación para plataformas como YouTube de vigilar que los usuarios no cometan infracciones.

También proseguirán las conversaciones sobre la directiva de servicios de medios audiovisuales y se realizará la primera revisión del acuerdo de protección de datos personales entre los Veintiocho y Estados Unidos.

En materia migratoria, Estonia insistirá en la reforma del reglamento de Dublín y, en particular, en la definición de “solidaridad” incluida en ese documento, que estipula que los demandantes de asilo deben presentar su solicitud en el primer país por el cual entren al territorio comunitario.

Del mismo modo, buscará avanzar en la reforma del sistema de asilo común y en la revisión de la regulación Eurodac, base de datos que recoge las huellas dactilares de demandantes de asilo e inmigrantes irregulares.

Además, aspira a lograr un acuerdo con la Eurocámara sobre el Sistema Europeo de Información y Autorización de Viajes (ETIAS, por sus siglas en inglés), que pretende reforzar los controles de seguridad e inmigración en la Unión.

De implantarse, las personas originarias de los países a los que la UE no exige visado seguirán estando libres de ese requisito, pero tendrán que obtener una autorización de viaje previa a su entrada en el espacio Schengen.

En la lucha contra el terrorismo, la presidencia buscará implementar el paquete de Unión de la Seguridad, con medidas para luchar contra la financiación del terrorismo y la delincuencia organizada, así como reforzar la cooperación entre las fuerzas de seguridad y el intercambio de información mediante el registro europeo de antecedentes penales (ECRIS, por sus siglas en inglés).

Como país fronterizo con Rusia, Estonia también dirigirá la atención a las interferencias de Moscú en la UE y a la ciberdefensa, incluido el mandato para la Agencia comunitaria encargada de la Seguridad de la Red y la Información (ENISA).

La presidencia también abordará la movilidad de los trabajadores comunitarios y, en el ámbito climático, mantendrá el compromiso de la UE con el acuerdo de París y negociará con el Parlamento el sistema de comercio de emisiones (ETS).

En el área económica, la república báltica apostará por una economía abierta y tratará de concluir este 2017 en el Consejo la lista de paraísos fiscales elaborada por la UE.