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La declaración ante el juez del exjefe de la 'policía política' recrudece la guerra entre comisarios

El ex número dos de la Policía Eugenio Pino, a su salida de la Audiencia Nacional

Pedro Águeda

La declaración del exjefe de la 'policía política' Eugenio Pino ante el juez José de la Mata ha añadido más contradicciones entre los presuntos implicados sobre el sospechoso origen del pendrive con datos de la familia Pujol. Pino ha puesto en el centro de la diana al antiguo jefe de Asuntos Internos Marcelino Martín-Blas, del que ha dicho le entregó el lápiz de memoria y al que, según su versión, se lo devolvió sin leerlo porque estaba “encriptado”, han informado fuentes presentes en la declaración. 

Todo comenzó en abril del año pasado cuando la Brigada Anticorrupción de la Policía presentó al juez José de la Mata un informe que abría nuevas líneas de investigación a la familia Pujol, basadas en la información contenida en el lápiz de memoria.

Las contradicciones en las que incurría el propio informe sobre su procedencia – “cooperación policial” y al tiempo bases de datos de “inteligencia policial”- hicieron sospechar al juez, que abrió una pieza separada y la declaró secreta. De este modo, el magistrado intenta blindar la investigación a la familia Pujol de pruebas obtenidas irregularmente que pudieran dar pie a las defensas para solicitar la nulidad de todo el proceso.

El exdirector adjunto operativo de la Policía ha ratificado este jueves ante el juez la versión que adelantó por carta sobre la procedencia del pendrive. Pino ha señalado a la agencia de detectives Método 3 y al antiguo jefe de Asuntos Internos Marcelino Martín Blas como fuente de la información, de la que se ha desvinculado. Martín Blas está citado mañana a declarar, también como testigo. 

Según el relato de Pino, Martín-Blas contactó con detectives de la agencia barcelonesa porque había un agente presuntamente implicado en la investigación que se seguía contra Método 3. Así habría conseguido el pendrive con datos de los Pujol. Pino asegura que Martín-Blas le dio el lápiz de memoria y que él se lo devolvió al no poder leerlo. Sin embargo, uno de sus subordinados, Bonifacio Díez, declaró previamente ante el juez que la ida y vuelta del pendrive siempre se produjo entre él mismo y Martín-Blas. 

Un disco duro externo destruído

No es la única contradicción con la declaración de Díez. Éste aseguro que todas las informaciones sobre corrupción en Cataluña y otros temas sensibles eran almacenados en un disco duro por él, adjunto al jefe de gabinete de Pino; el propio jefe de gabinete, José Ángel Fuentes Gago; y otra policía. Los tres compartían un despacho y recibieron la orden de Pino de destruir el disco duro externo al finalizar el mandato del anterior DAO. Pino ha negado la versión del disco duro y de su destrucción, han precisado las fuentes consultadas. 

Según decía Pino en su carta al juzgado, dos empleados de Método 3 entregaron un pendrive a Martín-Blas que contenía información que aludía al exdirector del Centro Nacional de Inteligencia Jesús del Olmo, a un hermano de Alfredo Pérez Rubalcaba y a “otras personas pertenecientes a la clase política catalana”. Esta versión ha sido reiterada este jueves por Pino ante el juez De la Mata, aunque hoy ha añadido que él no pudo comprobarlo porque el pendrive estaba encriptado y que si sabe de su contenido es porque así se lo trasladó Martín-Blas.

También ha insistido en que, a la vista de su contenido, se entregó una copia al CNI, a la UDEF y a otra unidad antiterrorista de la Policía. Pino explicaba en la misiva que cree recordar que Martín-Blas le comentó que los dos detectives accedían a la información contenida en el pendrive “por medio de un servidor (en la nube) en el Reino Unido y que el expresident de la Generalitat de Cataluña había pagado anteriormente 700.000 euros al director de la agencia de Investigación Método 3 por la misma, ignorando si esto es cierto o no”.

Este extremo de sus afirmaciones por escrito han sido ratificados por Pino este mediodía, aunque en esta ocasión ha dicho que no puede precisar que fueran dos detectives y no más los que colaboraban con el jefe de Asuntos Internos de la Policía. 

La sospecha de que los detectives entregaron a la Policía la información tras cobrar de los fondos reservados intenta ser despejada por Pino en su carta cuando dice que solo actuaron por venganza hacia su exjefe, Francisco Marco, que les adeudaría 200.000 euros.

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