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Un expárroco de Mallorca admite ante el tribunal haber violado a una monaguilla de 10 años
El expárroco de Can Picafort (Mallorca) Pere B.R. ha admitido este lunes ante el tribunal haber abusado sexualmente y violado de manera continuada a una monaguilla de su parroquia desde que la niña tenía 10 años y se ha conformado con una petición de condena de 6 años de prisión.
En el juicio celebrado hoy en la Audiencia de Palma, las acusaciones (Fiscalía y el abogado de la víctima) y la defensa del expárroco han llegado a un acuerdo de conformidad por el que el acusado ha confesado todas las acusaciones y ha admitido la petición de condena de 6 años, así como 5 de alejamiento de la víctima. En vista del reconocimiento de los hechos, la Fiscalía y la acusación particular han calificado finalmente lo ocurrido como un delito continuado de agresión sexual con penetración bucal y acceso carnal a menor de 12 años y han apreciado las atenuantes de confesión y reparación del daño, por lo que han rebajado la petición de condena de 42 a 6 años.
En el juicio, celebrado ante la sección segunda de la Audiencia de Palma, el exsacerdote ha admitido todas las acusaciones y ha dicho estar totalmente arrepentido. La víctima ha relatado los abusos entre lágrimas y ha contado cómo negó los hechos cuando se abrió una investigación a raíz de que un joven de la parroquia sorprendió al exsacerdote en uno de los episodios y lo denunció a la Justicia: “Yo pensaba que si decía la verdad, mis padres no me iban a creer porque era una niña, y cuando fui a declarar todo lo que dije era mentira”, ha asegurado.
Primer expulsado del sistema clerical
En el año 2013, Pere B.R. fue declarado culpable por el Tribunal Eclesiástico de Mallorca de haber abusado sexualmente a varias niñas en los años 90. El tribunal le consideró culpable de “la comisión de delitos contra el sexto mandamiento del Decálogo con menores” y le impuso “la pena máxima de la expulsión del estado clerical y la prohibición del ejercicio de su ministerio sacerdotal”, tal y como indicó el obispado en un comunicado. Esta sentencia fue pionera en España al tratarse de la primera sanción canónica que terminó con el estado clerical de un sacerdote.
