Finaliza la segunda vuelta de las elecciones parlamentarias de Baréin

La segunda vuelta de las elecciones parlamentarias y municipales de Baréin finalizó hoy en medio de un ambiente tenso, marcado por el boicot de los grupos de la oposición que piden reformas al Gobierno.

A las 20.00, hora local (17.00 GMT), cerraron los colegios electorales, después de doce horas abiertos en los que el flujo de participación fue previsiblemente más bajo que en la primera vuelta, según pudo constatar Efe.

Durante el día se produjeron algunos enfrentamientos esporádicos entre las fuerzas de seguridad y grupos opositores, en los que se llegaron a quemar neumáticos, pero que no revistieron mayor importancia.

Está previsto que esta noche o mañana, el jefe de la Comisión Electoral de Baréin, Jaled al Jalifan, anuncie las cifras de participación.

El pasado 22 de noviembre, Al Jalifan, señaló que la primera vuelta de las elecciones parlamentarias celebradas ese mismo día tuvieron una participación del 51,5 por ciento.

El también ministro de Justicia dijo a los periodistas que el 53,7 por ciento de los electores acudieron a votar en las municipales, que también se desarrollaron el mismo día en el país.

Durante esa primera vuelta, solo seis de los 166 candidatos a ser diputados en el Parlamento se aseguraron su puesto sin necesidad de segunda vuelta; lo mismo ocurrió con siete de los candidatos a conformar los consejos municipales.

Las elecciones parlamentarias solo cuentan con la participación de dos grupos políticos, que representan a los Hermanos Musulmanes y los salafistas, ambos suníes.

Los independientes (candidaturas particulares), que son favorables al Gobierno, controlan la mayoría de los 40 escaños del actual Parlamento y probablemente controlen el nuevo órgano que se forme.

La oposición retiró a sus 18 diputados a comienzos de 2011, semanas después de haber sido elegidos, en protesta por la represión de las manifestaciones a favor de reformas democráticas que comenzaron el 14 de febrero de ese año.

Baréin, un país de mayoría chií pero gobernado por una monarquía suní, ha sido escenario desde 2011 de protestas populares que han sido reprimidas por la fuerza por las autoridades.