Hollande y Renzi urgen a impulsar la inversión como antídoto a la austeridad

El presidente francés, François Hollande, y el primer ministro italiano, Matteo Renzi, principales líderes socialdemócratas europeos, mostraron hoy su acuerdo para relanzar la inversión como puerta de salida a la austeridad propugnada por la canciller alemana, Angela Merkel.

Deseosos de ver en marcha el plan de inversiones que debe lanzar el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, los dos líderes pusieron sobre la mesa una infraestructura de gran envergadura, la interconexión ferroviaria entre la ciudad francesa de Lyon y la italiana de Turín.

Se trata de un proyecto que comenzó a gestarse en 2001 y que ha atravesado multitud de obstáculos, pero Hollande aseguró hoy que “ya es una realidad”.

La necesidad de inversión pública ha acabado por limar las reticencias que tenía Renzi, de visita oficial en Francia, en el proyecto.

Las obras comenzarán el año próximo y el tren no circulará a través de las entrañas de los Alpes antes de 2030, cuando está previsto que esté finalizado un túnel de 57 kilómetros, la principal infraestructura de esta obra, que Hollande valoró en unos 3.000 millones de euros.

El 40 % del coste estará financiado por la Unión Europea, indicó el presidente galo, que señaló que esta es la punta de lanza de un programa conjunto de inversiones que París y Roma propondrán en el marco del plan Juncker.

Porque Hollande y Renzi se mostraron convencidos de que este es el momento de dar el impulso definitivo a la incipiente recuperación económica del continente y que debe ser apuntalada a través de la inversión pública.

Así reza en la declaración conjunta firmada por ambos líderes socialdemócratas, que pidieron que el plan Juncker esté listo antes de junio y para el que propusieron una serie de proyectos.

“La recuperación está aquí, aunque todavía es tímida como para reducir el paro (...) Tenemos que apoyar esa tendencia”, señaló Hollande, quien afirmó que un grupo de empresarios franco-italianos han identificado una serie de sectores donde puede centrarse el dinero comunitario.

Para el primer ministro italiano, las reformas estructurales que cada país emprende en el campo doméstico son importantes, pero lo es más todavía el apoyo al crecimiento.

“El sol todavía no ha salido, pero empezamos a ver el arco iris”, indicó Renzi, que recordó que a su llegada al palacio Chigi hace ahora un año la austeridad era la única vía preconizada en Europa y, desde entonces, “gracias al trabajo conjunto de Francia e Italia, el crecimiento ha entrado en el vocabulario comunitario”.

El primer ministro italiano reivindicó los “resultados concretos” de este “cambio de rumbo en la política europea” y pidió “tiempo para que dé sus frutos”.

“Europa puede recuperar su posición en la escena internacional y volver a ser el faro de la civilización para el mundo”, aseveró el jefe del Consejo italiano.

Un liderazgo que, tanto Renzi como Hollande consideraron que Europa tiene que ejercer también en el Mediterráneo, donde ambos líderes coincidieron en señalar que el desafío que supone la masiva llegada de inmigrantes a las costas transalpinas debe ser resuelto en clave comunitaria.

“Libia debe ser la prioridad”, dijo Renzi, sabedor de que la descomposición política de esa excolonia italiana está en el origen de la actual oleada de inmigrantes.

Por ello, pidieron a Bruselas que se refuerce la operación Triton de control de esa frontera y acordaron buscar acuerdos con otros países, como Alemania o España, para acoger a los que sean rescatados en el mar.

“El Mediterráneo no puede ser un cementerio ni tampoco el extrarradio de Europa”, aseguró el primer ministro transalpino.

Hollande, por su parte, confirmó que Francia llevará al Consejo de Seguridad de la ONU una propuesta para acabar con el caos y el auge del terrorismo en Libia, aunque por el momento no se prevé el despliegue de cascos azules en ese país.