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La India guarda las balas y dispara con palabras a Pakistán

La India guarda las balas y dispara con palabras a Pakistán

EFE

Nueva Delhi —

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Tras una semana de tensión a ambos lados de la Línea de Control (LoC) que hace de frontera entre la India y Pakistán, en Cachemira, Delhi ha lanzado un ataque contra Islamabad sin balas ni cañones, sino con palabras, ante la evidente realidad de dos países en sendas de desarrollo muy distintas.

El asalto hace hoy una semana a la base de Uri, un emplazamiento militar situado a unos kilómetros de la LoC, por parte de cuatro insurgentes supuestamente pertenecientes al grupo paquistaní Lashkar-e-Taiba (LET), dejó un saldo de 18 soldados muertos y un país muy herido en su orgullo.

Durante días, exmilitares elevados a la categoría de estrellas de televisión han clamado y exigido una respuesta contundente del primer ministro indio, Narendra Modi, a lo que en la India se consideró un ataque terrorista con la impronta de Pakistán, al que Delhi acusa de auspiciar y tolerar estos grupos.

Tras 70 años de conflicto indo-paquistaní alimentado a diario por el litigio sobre Cachemira, lo de Uri tenía aspectos novedosos y suficientemente serios como para abrir el enésimo capítulo militar en una región por la que la India y Pakistán, dos potencias nucleares, han librado dos guerras e infinidad de enfrentamientos.

“Uri tiene dos elementos nuevos: el número de soldados muertos es el más grande en los últimos diez años, y el segundo es Modi, que criticó la ineficiencia de su antecesor, y ahora tiene que demostrar que sabe manejar esta situación”, indicó a Efe el director del centro de investigación Sociedad para los Estudios Políticos, C. Uday Bhaskar.

¿Qué hizo Modi?. Modi aguantó, dijo que los responsables pagarían por su crimen y dejó al ministro de Interior, Rajnath Singh, lanzar el primer misil verbal responsabilizando a Islamabad y calificando a Pakistán como “estado terrorista”.

Pakistán ha respondido tildando de “irresponsables” las palabras de los responsables indios y llevando al 71 periodo de sesiones de las Naciones Unidas la controversia, que el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, rodeó en su discurso al hablar de las protestas que desde hace dos meses y medio vive la Cachemira india.

Cachemira está desde el 8 de julio bajo el toque de queda y con protestas diarias a raíz de la muerte de un joven insurgente a manos del Estado indio, que ha reprimido duramente las protestas, que acumulan 85 muertos y mas de 10.000 heridos.

Esta situación debe haber sido parte del cálculo de Modi, en medio de la presión para actuar.

Bhaksar piensa que “incluso si el ataque de Uri no hubiera tenido lugar”, el primer ministro debe “arreglar inmediatamente” ese problema, no sólo porque una democracia no puede permitirse un toque de queda de dos meses sino porque la credibilidad del Gobierno de Cachemira, del que forma parte el BJP de Modi, está en juego.

Pakistán tiene sus propias presiones internacionales, ya no solo de Estados Unidos, también de China, que está invirtiendo 46.000 millones de dólares para abrir su Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), una ruta comercial que conectará Xinjiang con el puerto paquistaní de Gwadar, abriendo una puerta al mar Arábigo.

El corredor transcurre por la región sureña paquistaní de Baluchistán, una zona inestable con una insurgencia de la que Pakistán acusa a la India y que podría comprometer a Pekín en el conflicto indo-paquistaní, un litigio ante el que siempre ha guardado distancias.

“Hemos visto patrones en el pasado en los que cuando hay un conflicto entre la India y Pakistán que está de alguna manera provocado por los paquistaníes, ellos juegan un rol tranquilizador”, indicó a Efe Zorawar Daulet, investigador del King's College de Londres.

Para Daulet, “los chinos están definiendo sus intereses en el Sur de Asia” y “hay un consenso creciente de que Pakistán tiene que cambiar su política”.

Bhaksar cree que China no será nunca bienvenida por la India en su conflicto con Pakistán, pero coincide en que si Pekín ve en riesgo sus intereses económicos puede convertirse en un aliado muy incómodo para Islamabad. “Pakistán le puede decir no a Estados Unidos, pero no a China”, dijo.

Al margen del juego internacional, Modi lanzó una violenta andada contra el Gobierno de Pakistán en forma de argumento y mensaje directo a los paquistaníes.

“La gente de Pakistán debería preguntar a sus líderes por qué la India y Pakistán obtuvieron la libertad (del imperio británico) en el mismo año, pero la India exporta software y sus líderes exportan terroristas”, dijo.

Por José Luis Paniagua

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