Jueces y fiscales europeos tratan de identificar a los autores de los secuestros en Siria

Jueces, fiscales y policías europeos han compartido en una reunión del órgano de cooperación judicial Eurojust datos obtenidos sobre los secuestros de ciudadanos de sus respectivos países a manos del Ejército Islámico (IS) en Siria para tratar de identificar a los captores, especialmente a sus líderes.

Según han informado a Efe fuentes jurídicas, el encuentro tuvo lugar hace una semana y consistió fundamentalmente en un intercambio de la información recabada en las diferentes causas abiertas en los países europeos en los que alguno de sus ciudadanos ha sido víctima de estos secuestros en Siria, la mayor parte periodistas y cooperantes.

En España, los jueces de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz y Fernando Andreu, que intervinieron en la reunión a través de videoconferencia, investigan los secuestros de los periodistas españoles Marc Marginedas, Ricardo García Vilanova y Javier Espinosa, secuestrados en septiembre de 2013 y liberados tras más de seis meses de secuestro en Siria.

Pese a tener abiertas estas causas, la aportación de España a Eurojust ha sido prácticamente nula, ya que, en sus declaraciones judiciales, los periodistas aportaron escasos datos sobre sus captores o de otros rehenes que les acompañaron en el cautiverio por temor a represalias contra éstos, según las fuentes consultadas.

De hecho, los procedimientos abiertos en la Audiencia Nacional a raíz de esos secuestros parecen abocados al archivo en tanto no se aporten más datos para seguir investigando y no se localice a quienes los perpetraron.

En cuanto a las circunstancias en que se produjeron las liberaciones, ni el gobierno ni los propios secuestrados han aportado detalles invocando razones de seguridad, lo que despertó en su día las sospechas de que hubo pagos por los rescates.

Pese a que los gobiernos europeos han negado siempre el pago de rescates a los grupos terroristas, The New York Times ha asegurado que países como Francia, España, Suiza y Austria abonaron importantes cantidades de dinero para lograr la liberación de ciudadanos secuestrados en África y Oriente Medio.

La preocupación por este tipo de secuestros se incrementó el pasado agosto con el asesinato del periodista estadounidense James Foley, con el que el EI convirtió los degollamientos de rehenes en su seña de identidad con la difusión de estos crímenes a través de vídeos con una cuidada puesta en escena.

El caso de Foley también hizo saltar las alarmas por el hecho de que fuera un yihadista de procedencia británica el que aparecía en el vídeo empuñando un cuchillo de grandes dimensiones y que supuestamente es el mismo que ha aparecido protagonizando otros asesinatos recientes, como el del periodista japonés Kenji Goto.

Así, desde agosto, el EI ha decapitado a los rehenes estadounidenses James Foley, Steven Sotloff y Peter Kassig, así como a los británicos David Haines y Alan Henning, y a los japoneses Kenji Goto y Haruna Yukawa.

La semana pasada, los yihadistas dieron un paso más allá en su escalada del terror y difundieron un vídeo en el que quemaban vivo al piloto jordano Muaz Kasasbeh y emitieron un comunicado en el que afirmaron que la secuestrada de EEUU Kayla Mueller presuntamente había fallecido en Raqqa por un bombardeo de la coalición.

En poder del EI quedaría todavía el reportero británico John Cantlie, al que también han amenazado con asesinar y al que han utilizado en varias ocasiones para difundir mensajes propagandísticos

Según el “Informe anual 2014 de la libertad de prensa”, que elabora Reporteros Sin Fronteras (RSF), la cifra de periodistas secuestrados aumentó con respecto a 2013 de 87 a 119.

De acuerdo con el RSF, el pasado año 29 periodistas fueron secuestrados en Libia, 37 en Siria y 20 en Irak. Una tendencia al alza de la que la asociación responsabilizó sobre todo a la ofensiva del grupo armado Estado Islámico.