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Keir Starmer, el eurófilo que aspira a reconstruir el laborismo

El, hasta ahora, portavoz para el Brexit del Partido Laborista británico, Keir Starmer.

EFE

Londres —

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El eurófilo Keir Starmer, abogado experto en derechos humanos, asume la tarea de liderar la reconstrucción del Partido Laborista británico, desgarrado en los últimos años en dos frentes, el que divide a los favorables y contrarios al Brexit, y el del ala más izquierdista frente a la más centrada.

A sus 57 años, Starmer ha protagonizado un rápido ascenso en el partido. Diputado desde 2015, fue nombrado portavoz para el Brexit poco después del referéndum de 2016, lo que le aseguró un papel protagonista en el debate que ha monopolizado la política del Reino Unido desde entonces.

Su trabajo como letrado y fiscal le llevó a ser nombrado Caballero del Imperio británico en 2014, aunque ha renunciado a utilizar el elitista título de “Sir” y continúa usando el más común “Mr”.

En los últimos años ha sido uno de los colaboradores más estrechos de Jeremy Corbyn, el líder laborista saliente, aunque las fricciones entre ambos han sido recurrentes.

Starmer asumió el rol de seducir a los votantes laboristas urbanos, mayoritariamente contrarios a la ruptura con la Unión Europea (UE), mientras otros dirigentes enviaban guiños favorables al Brexit en las zonas industriales deprimidas, donde el eurófobo UKIP y los conservadores ganaban terreno.

En ese juego de equilibrios, Starmer solía ir más allá de la posición oficial de la dirección e insistió en la defensa de un segundo referéndum para revertir la salida de la UE mientras Corbyn mantenía una posición neutral.

Esa doble estrategia pasó factura al partido en las elecciones del pasado 12 de diciembre, en las que el tradicional “cinturón rojo” laborista del norte de Inglaterra se volcó con el conservador Boris Johnson, adalid del Brexit, y el voto urbano no fue suficiente para contrarrestar ese cambio.

¿'BLAIRITA' O 'CORBINISTA'?

La otra herida que debe cerrar el laborismo es la del eje ideológico. La facción más a la izquierda del partido acusa a Starmer de comulgar con las tesis del ex primer ministro Tony Blair, partidario de un viraje hacia un centro más liberal.

La prensa conservadora le recrimina además aspectos como que posea una vivienda de 1,8 millones de libras (2,05 millones de euros) en el barrio londinense de Camden.

En la campaña de las primarias ha tratado de recalcar reiteradamente su perfil izquierdista y se ha comprometido a mantener algunas de las propuestas estrella de Corbyn, como abolir las tasas universitarias y la nacionalización de servicios clave.

“A menudo me preguntan ¿Eres 'blairita' o 'corbinista'? No necesito tatuarme el nombre de nadie en la frente”, ha sostenido Starmer, que describe a ambos, Blair y Corbyn, como figuras ya “históricas” de la formación.

En diversos actos y debates ha subrayado los orígenes trabajadores de su familia para tratar de contrarrestar la imagen de que proviene de un entorno social privilegiado. Su padre era empleado en una fábrica y su madre enfermera de la sanidad pública.

“Mis orígenes no son los que la gente cree”, ha recalcado durante la campaña el nuevo líder, que recibió el respaldo del ex primer ministro Gordon Brown, sucesor Blair en Downing Street en 2007.

CARRERA COMO ABOGADO

Cuando Starmer fue nombrado en 2008 director de la Fiscalía de Inglaterra y Gales, el diario “The Guardian” le describió como “uno de los abogados más brillantes de su generación”.

Hasta entonces, había actuado como abogado en diversos procesos de alto perfil. Entre ellos, participó en la defensa de la viuda de Aleksandr Litvinenko, el espía ruso envenenado en Londres en 2006.

Las causas relacionadas con los derechos humanos estuvieron en el foco de su carrera desde que empezó a ejercer la abogacía, en 1987, tras haber estudiado derecho en la Universidad de Leeds y en la de Oxford.

Nacido en el distrito londinense de Southwark en 1962, fue el segundo de cuatro hermanos, contrajo matrimonio en 2007 y tiene un hijo y una hija.

En el perfil personal que ha publicado durante las primarias laboristas, se define a sí mismo como un abogado centrado en “defender a los débiles frente a los poderosos”.

De su periodo como fiscal, resalta que inició el proceso para cazar a diputados que estaban inflando sus gastos parlamentarios e impulsó un nuevo código para perseguir los casos de violencia contra las mujeres.

gx/ig

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