Labor de misión UE en R.Centroafricana invita a optimismo pero aún hay retos

La labor de la misión militar desplegada por la Unión Europea (UE) para contribuir al restablecimiento de la seguridad y la paz en la República Centroafricana “invita al optimismo” aunque aún mantiene retos, afirmó hoy el comandante de la operación, el general Philippe Pontiès.

Cinco meses después de su establecimiento y casi tres después de haber alcanzado su plena capacidad operativa, la situación en la que se encuentra la misión EUFOR RCA “invita al optimismo”, si bien “no todo está arreglado como demuestran los acontecimientos del pasado 20 de agosto”, cuando varios militares europeos resultaron heridos en un ataque con granadas, recordó Pontiès.

El general francés explicó en una rueda de prensa en Bruselas que el nivel de seguridad de los conflictivos distritos tres y cinco de la capital, Bangui, donde opera la misión, “ha mejorado claramente, tanto para la población como para los trabajadores humanitarios”.

Señaló que, a fin de lograr resultados en un corto plazo puesto que la misión concluirá su mandato en diciembre, se llevan a cabo patrullas intensas por la zona y en las inmediaciones del aeropuerto, donde se encuentran muchos desplazados por el conflicto.

“Se ha facilitado la movilidad de los ciudadanos en la zona. Se va retomando la actividad económica y comercial”, comentó.

Añadió que el objetivo es “crear condiciones para el retorno duradero de los efectivos humanitarios”.

En opinión de Pontiès, la misión constituye un “éxito colectivo” dada la “buena coordinación” que se produce entre los militares europeos y los de la Unión Africana (MISCA) y la misión desplegada por la ONU en la zona (MINUSCA), así como con los ciudadanos de Bangui.

La EUFOR RCA, que cuenta con 50 militares españoles y 25 guardias civiles y con un presupuesto de 25,9 millones de euros, deberá transferir sus responsabilidades en noviembre a las fuerzas internacionales en la zona, a menos que los Estados miembros decidan extender su mandato, algo que ya estudian actualmente, según el general, quien espera que la decisión se produzca “rápidamente”.

Hasta entonces y a pesar de que la situación de la seguridad haya mejorado, Pontiès advirtió de que aún hay riesgos debido principalmente a “la rivalidad política, la tensión entre las comunidades y las actividades criminales.

“Hay un sector minoritario de extremistas que rechazan el proceso de transición”, explicó.

La coalición musulmana Séléka y la milicia cristiana Anti-Balaka alcanzaron a finales de julio un acuerdo para poner fin a las hostilidades y detener una espiral de violencia que ha causado miles de muertos y más de un millón de desplazados desde marzo de 2013.

Séléka, de confesión musulmana y compuesta por cuatro grupos rebeldes, se alzó en armas en el norte del país en diciembre de 2012 al considerar que el entonces presidente, François Bozizé, no había respetado los acuerdos de paz firmados en 2007.

El 24 de marzo de 2013 sus partidarios tomaron la capital del país y su líder, Michel Djotodia, asumió el poder de forma interina tras la huida del derrocado Bozizé.

Al final del pasado año, las milicias cristianas “Anti-Balaka” se alzaron contra los partidarios de Séléka, y contra la población musulmana en general, en represalia por los abusos cometidos por los rebeldes durante los meses que estuvieron en el poder.