Laboristas y “tories” afilan sus argumentos a cien días de unas reñidas generales

A cien días de unas reñidas elecciones generales en el Reino Unido, conservadores y laboristas fijaron hoy su principal campo de batalla en las reformas fiscales y sanitarias, mientras el populista UKIP trata de introducir la inmigración y la salida de la Unión Europea (UE) en el debate.

Ed Miliband, líder de la oposición laborista y principal favorito en unas apretadas encuestas, inauguró esta recta final para los comicios del 7 de mayo con un discurso en Manchester en el que acusó a los conservadores de haber quebrantado sus promesas respecto al sistema de salud (NHS, en inglés), cuyos problemas económicos le han abocado a “su momento más peligroso en una generación”.

Ante el énfasis de los laboristas en materia de sanidad pública -la cuestión que mas preocupa a los británicos, por delante de la economía y la inmigración-, el primer ministro, el “tory” David Cameron, prometió en una entrevista a la BBC que eximirá las pensiones del recorte de 12.000 millones de libras (15.960 millones de euros) del sistema de bienestar que prevé para el próximo lustro.

El objetivo del “premier” conservador es acabar con el déficit estructural del Reino Unido al término de la siguiente legislatura y consolidar el crecimiento económico del país, que en 2014 registró un avance del PIB del 2,6 %, un nivel comparable al de los años previos a la crisis financiera.

Según el último sondeo de la firma ICM, publicado esta semana, Miliband va en cabeza con un 33 % de la intención de voto, a pesar de la fragmentación que puede sufrir la izquierda británica con el aumento de peso del ecologista Partido Verde, que aspira a llevarse el 9 % de los votos.

En su carrera para asegurarse un segundo mandato, Cameron parte con tres puntos de desventaja (30 %), según esa encuesta, que pronostica una debacle de los liberaldemócratas, que pasarían del 23 % al 11 % de los votos, y un fuerte avance del Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), que obtendría asimismo un 11 % de los sufragios y lastraría los resultados de los conservadores.

El viceprimer ministro y líder liberaldemócrata, Nick Clegg, socio en el Gobierno de Cameron, trata de evitar por su parte los peores resultados en la historia de la formación, fundada en 1988, subrayando sus méritos en algunas de las rebajas fiscales que ha firmado el Ejecutivo en los últimos años y proponiendo nuevas medidas.

Clegg es el único candidato que ha prometido invertir 8.000 millones de libras adicionales (10.640 millones de euros) en el sistema público de salud, la cifra que barajan los responsables administrativos del NHS para mantener el actual servicio.

Miliband inyectaría 2.500 millones de libras (3.250 millones de euros) si llega al poder y Nigel Farage, líder del UKIP, 3.000 millones de libras (3.990 millones de euros), mientras que Cameron, sin ofrecer cifras concretas, asegura que mantendrá “protegido” el sistema.

Más allá de los argumentos económicos, el populista UKIP ha irrumpido con fuerza en el panorama político británico y ha obligado a las formaciones tradicionales a elevar el tono de sus propuestas en materia de inmigración.

Para tratar de evitar una sangría de votos, los conservadores han lanzado en los últimos meses diversas propuestas para dificultar la inmigración y restringir las ventajas sociales que pueden disfrutar en el Reino Unido los extranjeros, tanto comunitarios como no comunitarios.

Cameron se ha comprometido a convocar una consulta sobre la pertenencia a la Unión Europea (UE) antes de 2017 si sale reelegido, no sin antes negociar con Bruselas reformas relativas a inmigración y justicia.

Por Guillermo Ximenis