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Macri inaugura el año legislativo lastrado por una cadena de errores políticos

Macri inaugura el año legislativo lastrado por una cadena de errores políticos

EFE

Buenos Aires —

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El presidente argentino, Mauricio Macri, inaugurará mañana un nuevo período de sesiones ordinarias en el Parlamento con un discurso en el que repasará los principales retos del Ejecutivo para este 2017 electoral, tras semanas rodeado de polémicas por una cadena de errores políticos que debió subsanar.

Macri abrirá el año legislativo, como marca la tradición cada 1 de marzo, con una intervención en la que hará balance de su último año de gestión ante el pleno de las dos cámaras y en presencia de los gobernadores provinciales, diplomáticos, jueces y de su gabinete al completo.

La ceremonia de mañana será la segunda para Macri como jefe de Estado, que ya el año pasado mostró un tono muy diferente al de su antecesora, Cristina Fernández, quien acostumbraba a dar extensos discursos -el último rozó las cuatro horas- y a inundar los alrededores del Congreso de militantes y seguidores.

Cuestionado por el rumbo de la economía en su primer año de gestión, el presidente participará así en su primer acto puramente político de 2017, con la vista puesta en unas elecciones legislativas que podrían significar la vuelta a la primera línea de la política de la expresidenta Fernández (2007-2015).

En torno al discurso de Macri planearán los equívocos políticos de su Ejecutivo durante las últimas semanas, que le han costado al presidente conservador la caída de una popularidad que hasta ahora lo mantenía como el líder más valorado entre sus colegas latinoamericanos.

La primera de las fallidas medidas se produjo cuando el Gobierno canceló por decreto la inamovilidad festiva del 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y Justicia en Argentina, que coincide con el aniversario del último golpe militar, lo que provocó la indignación de las asociaciones de derechos humanos.

Finalmente, Macri rectificó y congeló la fiesta, pero la polémica volvió a saltar cuando su gabinete decidió bajar las pensiones, ya de por sí muy reducidas, una medida que generó polémica en la calle y obligó al Ejecutivo a recular.

Además, a comienzos de mes, una fiscal cuestionó con dureza el acuerdo que en junio pasado el Ministerio de Comunicaciones alcanzó con el Correo Argentino, cuyos accionistas son familiares del presidente, por una deuda millonaria con el Estado pendiente desde 2001.

La procuradora señalaba un supuesto perjuicio económico para el Estado y un eventual conflicto de intereses, al tratarse el Correo de una empresa subsidiaria del grupo Macri.

Macri tardó una semana en dar una rueda de prensa en la que defendió al ministro argentino de Comunicaciones, Oscar Aguad, y aseguró que él no tuvo intervención alguna en el trato, admitió que hubo errores en la “difusión de lo que se estaba haciendo” y ordenó volver a negociar otro acuerdo.

Tanto la oposición como sus aliados políticos en el Congreso advierten de que el cupo de errores ya está agotado, por lo que el Gobierno deberá ser cuidadoso a partir de ahora si quiere obtener la reválida de los electores en octubre, cuando se renovará un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados.

Mientras tanto, los sindicatos convocaron una movilización para el próximo 7 de marzo en protesta por la recesión económica en el país, una suerte de ultimátum de un sector que hasta ahora ha sido más un aliado que un enemigo para el Ejecutivo.

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