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Malévich, el padre del abstracto puro

Malévich, el padre del abstracto puro

EFE

Amsterdam —

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La evolución radical del vanguardista ruso Kazimir Malévich (1878-1935), desde su primera influencia del impresionismo hasta su revolucionaria abstracción extrema, es uno de los ejes de la exposición sobre el pionero del arte abstracto que hoy se abre en el museo Stedelijk de Amsterdam.

“Hemos optado por una presentación cronológica para que se entienda mejor la compleja evolución de Malévich”, dijo durante la presentación de la muestra el conservador de arte visual del museo Stedelijk, Bart Rutten.

El experto recordó que antes de llegar al conocido como Suprematismo -la abstracción sin límites por la que el pintor ha pasado a la Historia del Arte-, Malévich se dejó influir por corrientes como el impresionismo, el simbolismo, el fauvismo y el cubismo, además de su arraigo al arte popular y la iconografía rusas.

Con esa corriente de la que fue fundador, Malévich buscaba la “liberación de la forma de la realidad tangible”, según Rutten.

Con un total de 500 trabajos, “Malévich y las vanguardias rusas” presenta así la mayor muestra sobre el artista de los últimos 20 años.

Además, es el primer estudio sobre el pintor que le contextualiza con sus contemporáneos, lo que el Stedelijk logra uniendo a su propia colección las de Nikolai Khardzhiev y George Costakis.

Nunca antes se habían expuesto juntas las colecciones de estos destacados conservadores de las vanguardias rusas, según la pinacoteca.

La muestra reúne una quincena de trabajos de la legendaria exposición en 1915 en la ciudad de Petrogrado (la actual San Petersburgo) en la que Malévich hizo alarde del Suprematismo entendido como un nuevo realismo.

El Suprematismo condujo a Malévich a hacer un autorretrato en 1915 en el que se representa con cuadros y un círculo central; una visión de sí mismo muy diferente de la acuarela sobre su persona que realizó solamente siete años antes, en donde todavía predomina la figuración.

Luego siguieron versiones “supremáticas” en muchas variaciones, entre las que destacan las diferentes versiones de sus cruces, con solamente negros o negro combinado con rojo, e incluso la “Cruz Supremática Blanca”, que pintó sobre un fondo gris en 1920-21.

Pero el Suprematismo adoptó su representación máxima en “Cuadrado Negro” (1915), visto por los críticos del momento como el final del arte pero con el que Malévich marcó los primeros pasos del arte abstracto.

El primer giro hacia la abstracción del artista coincide con el estreno en 1913 de la ópera futurista “Victoria sobre el Sol”, de la que ahora se celebra su primer centenario, y en la que Malévich realiza decorados y el vestuario, también incluido en la muestra.

El pintor y filósofo ruso hizo de su corriente artística una forma de vida en la que no solamente pintaba con abstracción para él reveladora, sino que enseñaba esa forma de arte a sus alumnos y escribía ensayos con la finalidad de perpetuar su manera de concebir la realidad.

Con la creencia de que el socialismo también contribuiría a la liberación del arte, Malévich apoyó el estallido de la revolución rusa en 1917, pero la llegada de Stalin al poder en 1924 instauró una defensa del realismo, al que, casualmente o quizá presionado, volvió el artista en su última etapa.

Consciente de que su arte no contaba con el beneplácito institucional, el pintor dejó conscientemente una gran parte de su producción en Alemania, donde en 1927 se había desplazado para presentar una retrospectiva de su obra.

Sus cuadros quedaron en manos del banquero Hugo Häring, que en 1958 vendió los lienzos y dibujos al museo Stedelijk de Amsterdam, que se convirtió en la pinacoteca con la mayor colección de Malévich fuera de Rusia.

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