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Manuel Faúndez, MasterChef hispano-georgiano que enseña cocina en una cárcel

Manuel Faúndez, MasterChef hispano-georgiano que enseña cocina en una cárcel

EFE

Tiflis —

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El hispano-georgiano Manuel Faúndez, el cocinero más famoso de Georgia por sus programas de televisión, se viste de Papa Noel esta Nochevieja para felicitar a sus aprendices más especiales: los reclusos de la prisión de mínima seguridad Rustavi, a unos 30 kilómetros al sur de Tiflis.

Hijo de dos españoles que por circunstancias de la vida acabaron viviendo en Georgia, este cocinero de 57 años que durante mucho tiempo fue una estrella de la televisión con un programa culinario al estilo de Carlos Arguiñano, se ha reciclado en una especie de MasterChef para impartir un curso de cocina en la cárcel.

“En cada mesa navideña de Georgia debe haber Satsivi” -el tradicional plato georgiano que convierte en una delicia un pollo estofado bajo una salsa de nueces- “y para esta Nochevieja aprenderemos a cocinarlo”, cuenta Fáundez a Efe mientras se prepara para hacer su habitual viaje semanal a Rustavi.

Entre sus cosas lleva un traje de “Tovlis Babua” (el Abuelo de Nieve o Papa Noel georgiano), porque quiere contagiar un poco de alegría a sus veinte alumnos para que al menos por un día se olviden de dónde están.

En enero termina el curso que imparte en el marco de un programa de reinserción financiado por la embajada de Estados Unidos en Tiflis, y tras seis meses compartiendo sus trucos de cocina con los presos de Rustavi, algunos de ellos extranjeros, les ha cogido mucho cariño.

“El más talentoso es un recluso de Costa de Marfil. Hablamos en francés. Quiere aprender nuestra cocina para volver a su país y abrir allí un restaurante georgiano”, dice Fáundez, cuyo padre, originario de Zamora, se crió en Francia antes de fugarse de su casa a la edad de 16 años para enrolarse en el Ejército de la República.

Las clases se imparten una vez a la semana en la cocina de la prisión y duran ocho horas, durante las cuales los alumnos cocinan con Manuel los platos más populares en el país caucasiano para luego compartirlos con el resto de los presos.

La vida de Manuel es el resultado de un cúmulo de circunstancias y felices casualidades que hicieron que sus padres se conocieran en Georgia.

“Mi madre, de Bilbao, es una niña de la guerra, evacuada desde Santurce en 1937 y a la que trajeron a Tiflis, pero la historia de mi padre es muy diferente”, cuenta.

El padre, tras luchar con el bando republicano hasta 1939, intentó volver a casa de sus padres pero fue detenido en la frontera con Francia, enviado a un campo de filtración y devuelto a España, donde estuvo en la cárcel hasta 1941.

Cuando Franco llamó a filas a voluntarios para que se integraran en la División Azul que partía a la Unión Soviética para luchar junto a los nazis, el padre de Manuel aprovechó esa posibilidad que se dio a los presos republicanos con la idea de fugarse en cuanto pudieran.

Llegados a la URSS, el grupo de españoles republicanos con los que llegó el padre de Fáundez, que también se llamaba Manuel, logró pasarse al bando soviético y estuvo un mes en el sitio de Leningrado hasta que fueron evacuados a través del lago Ladoga.

En pleno estalinismo, Manuel padre fue enviado a un gulag, donde pasó once años hasta ser liberado en 1953, tras la muerte de Stalin, aunque se le prohibió instalarse en las principales ciudades soviéticas: Moscú, Leningrado, Minsk y Kiev.

Tras decidir ir a Georgia, un país con un clima tan cálido como el de España, conoció por casualidad a la futura madre de Manuel y se casó con ella.

Manuel tiene una esposa georgiana, dos hijas y un nieto de 20 años, y trabaja como profesor en una escuela de hostelería

Escribió un libro “Cocina georgiana de Manuel”, en georgiano e inglés, con recetas como pinchos de cerdo con melocotón.

Políglota -domina el español, georgiano, ruso y francés- cuando le preguntas si se siente más georgiano o español responde: “depende de en qué idioma pienso”.

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