María Bayo esparce en el Teatro Real el aroma francés de la Auvernia

María Bayo ha estrenado esta noche en “su” teatro Real el aroma francés de las canciones campesinas de la Auvernia que recopiló el compositor Joseph Canteloube (1879-1957) y ha vuelto a encantar al público con unos trinos que nacen de la tierra y que remiten a un mundo sin artificios.

Vestida con un larguísimo vestido de seda estampado que no paraba de recoger en sus muchas idas y venidas al atril para interpretar los amores bucólicos y pastoriles, Bayo (Tudela, Navarra, 1961) ha sido rigurosa y precisa y ha cosechado aplausos tras cada una de las canciones y bravos al final de su actuación, que ha rematado con el bis de “Obal, dins lou Limouzi”.

Son canciones que todavía interpretan los habitantes de la región de Auvernia, en el centro de Francia, en un dialecto mezcla de francés y español y que Bayo incorporó a su repertorio tras descubrirlas a finales de los 90 en una gira con la Sinfónica de esa región.

En esta ocasión la orquesta ha sido la titular del Real, dirigida por el suizo Titus Engel, que ha protagonizado por completo la primera parte, dedicada a Berlioz, Fauré y César Franck.

Engel ha dominado, suave pero firme, un color musical muy especial que describe con cada nota un paisaje de montañas y prados en los que cabe la pastorcilla, el cuco y los “tiroliro” de títulos como “Baileró” o “Lou coucot”.

Tras Berlioz -“Le carnaval romain”- la orquesta ha tenido que esperar un rato porque la arpista tenía problemas con sus partituras y ha tenido que salir y entrar en su búsqueda tres veces ante la estupefacción de sus compañeros y del público.

Una vez recuperadas, han tocado, con un Engel entregado, “Pelleas et Melisande”, el preludio, “Fileuse”, “Sicilienne” y “La mort de Melisande” de Fauré, y después la muy descriptiva “Le chausser maudit” de Franck.