María José González demuestra la valía con su diversidad intelectual

Una larga cola de votantes espera su turno en los pasillo del colegio Engeba, en Valencia. Tres mesas electorales son algunas de las que reciben los votos más reñidos desde la Transición, y en la tercera de ellas María José González, diversa intelectual, ejerce de vocal.

María José está acompañada de su cuidadora, que la ayuda a comprobar en su lista los nombres de los votantes asignados a su mesa, y su cola de gente fluye tan rápidamente como las de las otras mesas. Y eso que María José admite que “no es lo mismo ir a la urna y votar que estar detrás, donde tienes que estar pendiente de las cosas”.

Se siente privilegiada de que la Junta Electoral de Zona la haya seleccionado para ser vocal entre otras personas con diversidad. Ni siquiera se lo creía cuando se lo notificaron, y desde el primer momento tuvo claro que quería seguir adelante con la experiencia.

A todas las personas que comparten su situación, María José les anima a participar en acciones como ésta: “Les diría que no se rindan, que si les llaman para algo así sigan adelante y no pierdan la oportunidad”.

María José convive con otras personas con diversidad funcional intelectual en una vivienda tutelada del Instituto Valenciano de Acción Social (IVAS).

En la Comunidad Valenciana hay 80.000 personas en su situación que no podrán votar en estas elecciones.

En el año 2006, la ONU celebró la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad, que reconocía el derecho a sufragio de estas personas y fue ratificada por España en 2008. Pero, sin embargo, muchas de ellas como María José no podrán participar en esta jornada electoral.

La Ley Orgánica de Reforma Electoral (LOREG) todavía no ha sido modificada por el Parlamento y miles de ciudadanos quedan aún excluidos de los comicios.

Con el trabajo realizado hoy, María José González rompe una barrera que espera que sirva para aumentar los derechos de otras personas como ella.