Marruecos trata de abortar la gran protesta rifeña del 20 de julio

Las autoridades marroquíes están luchando contra el tiempo para abortar una nueva protesta rifeña convocada para el próximo día 20, que el movimiento Hirak mantiene mientras sus líderes y miembros sigan encarcelados.

Las autoridades temen que la numerosa diáspora rifeña, que cada verano vuelve por miles desde Holanda, Bélgica y España, y que es políticamente muy activa, se pueda sumar a esa marcha, sobre todo después de que la coordinadora europea de apoyo al Hirak haya hecho un llamamiento en este sentido.

Un parlamentario holandés de origen rifeño, Farid Azerkán, dijo en un vídeo difundido ayer que va a pedir al Gobierno de Holanda “protección” para todos los que, como él, tengan pensado sumarse a la marcha.

Los agentes antidisturbios se retiraron el pasado domingo por primera vez de la céntrica plaza Mohamed V en Alhucemas, capital del Rif, tras haberla ocupado desde el 26 de mayo, cuando las autoridades marroquíes optaron por la represión para sofocar las revueltas.

Según el presidente del Gobierno marroquí, Saadedín Otmani, la retirada había sido ordenada por el rey Mohamed VI.

Sin embargo, decenas de vehículos de los antidisturbios siguen hoy desplegados en la mayor parte de los barrios de Alhucemas y en las poblaciones cercanas en un intento de evitar las protestas intermitentes que organizan los habitantes cada noche para pedir la liberación de los detenidos y otras reivindicaciones sociales (hospitales, universidades, carreteras o empleos).

Ayer, decenas de personas celebraron una protesta en el centro de la ciudad pero pocos minutos después fue dispersada a la fuerza por los servicios de seguridad, que arrestaron a varios de los participantes.

El pasado martes, los antidisturbios impidieron también otra marcha de protesta en la población rural de Tamasint, al sur de Alhucemas, cuyos participantes también pedían la liberación de los detenidos.

El activista pro derechos humanos Mustafa Alach minimizó la importancia de la retirada policial de la emblemática plaza, pues para él el despliegue de fuerzas de seguridad sigue siendo “excepcional” por su número (nunca se ha informado de cuántos agentes son).

Por su parte, el activista Tarik Abidar vaticinó que una posible retirada de los antidisturbios solo sucederá tras el 20 de julio y, por tanto, no se cumplirá una de las condiciones de los activistas para desconvocarla.

Anoche, el principal líder rifeño, Naser Zafzafi, pidió a sus paisanos, en una carta filtrada desde la cárcel donde se encuentra recluido desde el 29 de mayo, que continúen su “lucha pacífica” hasta conseguir todas sus reivindicaciones.

“Aquel de los jóvenes del Hirak que tire una sola piedra es un traidor”, advirtió Zafzafi, en una carta cuya autenticidad fue confirmada por su propio padre pese a que la Administración Penitenciaria haya tratado de desmentirla.

Zafzafi fue detenido tras interrumpir el sermón de la mezquita principal de Alhucemas y tras él cayeron todos los líderes principales e intermedios del Hirak: hoy en día hay 184 rifeños encarcelados o juzgados entre Alhucemas y Casablanca.

Las protestas del Rif estallaron en octubre de 2016 tras la muerte de un vendedor de pescado aplastado dentro de un camión de basura.

Aunque el Gobierno ha enviado en varias ocasiones a ministros para supuestamente acelerar los planes de desarrollo regional, el movimiento Hirak exige como condición primera la liberación de sus líderes y el repliegue de la policía, además de reclamar una interlocución directa con el rey o con emisarios suyos.

Fuentes del Hirak han asegurado en las redes sociales que un ex consejero real, Hasan Aurid, está ejerciendo como mediador en nombre del monarca, sin que el propio Aurid lo haya confirmado.