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Los Mossos avisan que la manera segura de abandonar una banda es ir a Policía

Los Mossos avisan que la manera segura de abandonar una banda es ir a Policía

EFE

Barcelona —

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La manera más segura que tiene un pandillero de abandonar una banda juvenil es acudiendo a la Policía, porque es la mejor garantía para evitar las represalias y la extorsión que sufren los desertores por parte de sus antiguos compañeros, según los Mossos d'Esquadra.

En una entrevista con Efe, el jefe del Área Central de Personas de los Mossos d'Esquadra, el inspector Jordi Domènech, ha asegurado que la mejor manera de salir de una banda es comunicándolo a la Policía, porque así se puede intentar desarticular al grupo violento y evitar que el desertor sea víctima de amenazas, coacciones, extorsión y palizas.

Según los datos de los Mossos d'Esquadra, en Cataluña hay actualmente unos 2.500 pandilleros, agrupados en unas ocho bandas juveniles, mientras que el 2 % de los jóvenes de entre 12 y 25 años que han llegado a vivir a esta comunidad en los últimos años procedentes de América Latina han acabado formando parte de este tipo de bandas de raíz latina.

Si un pandillero acude a la Policía para que le ayuden a dejar la banda, los Mossos le pueden proteger dotándole de protección policial, pidiendo incluso para sus antiguos compañeros una orden de alejamiento y tratando de desarticular al grupo, si se demuestra que sus miembros cometían delitos, según Domènech.

De hecho, según datos de los Mossos d'Esquadra, en Cataluña no se ha documentado ningún homicidio de pandilleros desertores que habían acudido previamente a la Policía, mientras que sí que ha producido algún crimen cuando no se había recorrido a los cuerpos de seguridad.

Además de exponerse a recibir una paliza, los pandilleros que desertan se ven sometidos a un proceso de extorsión económica, ya que los antiguos compañeros les exigen el pago de las cuotas que pagaban para formar parte del grupo.

Se da el caso, además, de que la cuota de pertenencia -de la que disponen todas las bandas que operan en Cataluña- es uno de los elementos que lleva a los jóvenes pandilleros a cometer pequeños delitos para poder sufragar su pertenencia al grupo.

De forma paralela al apoyo a los pandilleros que quieren dejar las bandas, los Mossos d'Esquadra se han volcado en las escuelas para impulsar campañas de prevención, dirigidas principalmente a los profesores, para darles pautas sobre cómo actuar y qué consejos dar cuando vean a pandilleros merodeando por sus escuelas para captar a los alumnos.

Para captar a nuevos militantes, las pandillas prometen protección, aunque según los Mossos ocurre al contrario, ya que una vez se entra en un grupo se es más vulnerable porque inmediatamente se tiene un enemigo: la banda rival.

Por este motivo, los Mossos dan consejos a los profesores para que puedan actuar cuando adviertan síntomas que podrían determinar que un alumno ha ingresado en una banda, como por ejemplo un cambio brusco en su carácter, si busca el enfrentamiento, si modifica de forma radical su vestimenta, o si aumenta su absentismo escolar y baja su rendimiento académico.

Una vez que un joven quiere entrar en una banda, se le somete a una prueba de acceso, que va desde someterle a castigos físicos para demostrar su valor o a que intervenga en alguna agresión a miembros de bandas rivales, para demostrar su lealtad.

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