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Murad y Aji Bashar: “El Premio Sárajov nos devuelve el orgullo y la dignidad”

Murad y Aji Bashar piden ayuda internacional para llevar al EI ante el TPI

EFE

Estrasburgo (Francia) —

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Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, que hoy reciben el Premio Sájarov del Parlamento Europeo (PE), agradecieron en entrevista con Efe un galardón que devuelve “el orgullo y la dignidad” a los yazidíes y se lo dedicaron a todas las víctimas del grupo terrorista Estado Islámico (EI).

“Este premio va en contra de los objetivos que persigue el Dáesh (acrónimo en árabe del EI), ya que quieren erradicar a los yazidíes y cuando nos capturaron querían quitarnos nuestro honor, dignidad y orgullo. Este premio nos ha devuelto el orgullo y la dignidad, y por ese motivo se lo quiero dedicar a todas las víctimas en el mundo de Dáesh u otros grupos” yihadistas, afirmó Murad, de 23 años.

El Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia es “un orgullo y queremos dedicarlo a todas las mujeres y niñas que fueron capturadas por el Dáesh”, añadió, por su parte, Aji Bashar, de 19.

El galardón recompensa el combate de ambas por la defensa de los yazidíes, una minoría religiosa cuyas raíces se remontan a 4.000 años de antigüedad, asentada principalmente en el Kurdistán iraquí y masacrada por el EI, que la considera “adoradora del diablo”.

Las dos son originarias de Kocho, un pueblo de la región montañosa de Sinyar, al noroeste de Irak, cerca de la frontera con Siria, un enclave estratégico entre Raqa (Siria) y Mosul (Irak), las capitales del autoproclamado “califato” del EI.

Los yazidíes de esa región sufrieron, hace dos años y medio, uno de los primeros genocidios del siglo XXI.

Tanto Murad como Aji Bashar vieron como el 3 de agosto de 2014 los yihadistas asesinaban a la mayor parte de sus familias, mientras que ellas eran capturadas con sus hermanas y usadas, intercambiadas o vendidas como esclavas sexuales.

Nadia logró fugarse después de tres meses de cautiverio y Lamiya logró desprenderse de las garras de sus torturadores solo en abril pasado, tras 20 meses de suplicio, con el agravante de que en su regreso resultó gravemente herida al atravesar un campo minado.

Por todo ese sufrimiento, “este premio nos da más fuerza para hacer frente a Dáesh y a todos aquellos que nos esclavizaron como mujeres”, subrayó Nadia Murad, que, al igual que Lamiya Aji Bashar, se mostró muy afectada durante toda la entrevista.

“El dolor -dijo- aún sigue aquí, aunque hayamos sido liberadas del cautiverio y del Dáesh; todavía hay 3.500 mujeres cautivas”.

Y hay, además, “cientos de mujeres que han sido liberadas y que ese encuentran en campos de refugiados que todavía sufren, que no tienen asistencia y me gustaría que tuvieran ayuda psicológica”.

Asistencia como la que ellas encontraron en Alemania, el país en el que residen, donde han recibido “un hogar” y se sienten “seguras” y a cuyas autoridades rinden un profundo agradecimiento por haber acogido a “muchos refugiados yazidíes”.

“Todavía necesitamos tratamiento para recuperarnos del impacto físico y psicológico que nos causó el Dáesh y la esclavitud”, reconoció Murad, la más comunicativa y conocida de las dos.

Según Murad, premiada en octubre pasado con el Vlacav Havel de derechos humanos del Consejo de Europa y nombrada un mes antes embajadora de la ONU para la dignidad de las víctimas del tráfico de seres humanos, solo cuando “se ponga fin al Dáesh” y sus miembros “rindan cuentas” ante la justicia podrán “liberarse de todo el sufrimiento” y “recuperar la fe en el futuro”.

El primer espaldarazo importante que Nadia Murad, apoyada, entre otros por la abogada Amal Clooney, ha recibido en su objetivo de llevar la masacre del pueblo yazidí ante el Tribunal Penal Internacional (TPI), ha sido de la propia ONU, que ha reconocido que el EI cometió con ellos un genocidio, que trató de “exterminarles”.

“Esperamos ser capaces de llevar al Dáesh ante el TPI, eso es algo que hace unos meses era una novedad y ahora ya se está tratando más ampliamente”, señaló Murad esperanzada.

Pero “el Dáesh no va a desaparecer solo porque haya un compromiso de los países occidentales, se necesita una mayor unión con los árabes. Necesitamos luchar también contra todos los actores que están detrás del Daesh y que están apoyándolo”, subrayó Murad.

“No creemos que Occidente pueda acabar solo con el Dáesh. Hay que trabajar conjuntamente para acabar con él y otras organizaciones similares”, mantuvo.

Los otros finalistas al Premio Sjarov eran el periodista turco Can Dundar y el activista tártaro Mustafa Dzhemilev.

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