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ONG: Tras cada chaleco salvavidas hay un drama humano

EFE

Barcelona —

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“Cada chaleco que hay tirado en la costa de la isla de Lesbos es una tragedia y un drama personal”, relata el director de la ONG Proactiva Open Arms, Óscar Camps, que lleva dos meses socorriendo refugiados en esta isla griega gracias a una campaña de micromecenazgo.

En una entrevista telefónica con Efe, Camps ha dicho que él y su equipo atienden cada día a más de mil personas que “desembarcan llorando, con hipotermia, y tan perdidas que muchas veces te preguntan en qué isla están”.

Forzados a subirse a embarcaciones sobrecargadas por los mafiosos que hay en la costa turca, los migrantes llegan sin un destino concreto: “no conocen las aguas, ni el litoral y nosotros intentamos localizarlos desde tierra con prismáticos para indicarles una zona segura, a través de señales luminosas”.

Sobre las tareas de socorrismo que llevan a cabo los voluntarios de Proactiva, Camps ha reconocido que “es muy duro aguantar quince horas con un neopreno mojado y haciendo un gran esfuerzo físico”, además de que “psicológicamente, es agotador”.

Por eso, los tres equipos esta ONG hacen turnos de dos semanas en la isla, tras las que descansan durante un mes en España y reciben atención psicológica de los mismos especialistas que tratan a los miembros de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.

En la costa ya se han desplegado numerosas organizaciones de ayuda humanitaria, pero siguen faltando profesionales, dice Camps, quienes al fin y al cabo son los que tienen “estrictos protocolos de trabajo” y los que saben “cómo actuar en cada situación”.

El naufragio del pasado día 11, en el que murieron catorce personas, entre ellas siete niños, es para Camps una nueva muestra de negligencia de las autoridades internacionales, que el mismo día se reunieron en Malta para abordar esta cuestión.

“Llevamos más de tres mil muertos en el Mediterráneo en lo que va de año y los políticos aún no han despertado; esto es un genocidio en el agua”, ha proclamado.

Sin embargo, Proactiva no espera “ayuda de nadie” porque, según Camps, antes de desplazarse a Lesbos ya informaron de sus intenciones “a administraciones e instituciones españolas, griegas y comunitarias”, de las que “de momento” no han obtenido respuesta, “ni siquiera del Ministerio de Asuntos Exteriores ni de la Federación Española de Cooperación Internacional”.

El socorrista y director de Proactiva ha hecho una llamada a las instituciones: “necesitamos cobertura diplomática en nuestra misión, porque estamos trabajando muy duro por nuestra cuenta y riesgo”.

También el pasado día 11, Eslovenia instaló una alambrada de espino en su frontera con Croacia, tras avisar de que tenía la intención de poner “obstáculos para controlar mejor” la llegada de inmigrantes.

“Me parece ridículo”, recrimina Camps, que se pregunta: “si ocho kilómetros de agua enfurecida con frío y viento no les detiene, ¿les va a detener una alambrada?”

“Estas personas están huyendo de la guerra: o les persiguen para que se enrolen en el ejército o les caen bombas constantemente”, y denuncia: “es muy grave, y nadie está actuando”.

Además, los migrantes llegan a la isla y “no pueden hacer nada, ni siquiera coger un autobús, hasta que se registran como 'refugiados' en un campo de acogida que está a cincuenta kilómetros de la playa y adónde tienen que llegar a pie”.

“He visto una madre -recuerda- llegar a las doce de la noche con un bebé helado en brazos, con horas de caminata por delante hasta el campo de acogida; le pregunté: ¿cómo te atreves a arriesgar tanto?, y me respondió: para morirme allí, lo intento aquí”.

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