La ONU busca cómo adaptar sus misiones de paz a la amenaza terrorista

El Consejo de Seguridad de la ONU discutió hoy cómo adaptar las operaciones de paz a la amenaza de los grupos terroristas, una nueva situación a la que Naciones Unidas aún no ha encontrado una respuesta clara.

La mayoría de los Estados miembros está de acuerdo en que los “cascos azules” no deben ser usados como fuerzas antiterroristas, pero la realidad es que en muchos lugares en los que operan tienen que hacer frente a grupos extremistas y tratar de proteger a los civiles de ellos.

“Para que las operaciones de paz de la ONU puedan trabajar con seguridad y llevar a cabo sus mandatos en los complejos conflictos de hoy, deben desarrollar estrategias para hacer frente a estas nuevas condiciones”, declaró el vicesecretario general de la organización, Jan Eliasson.

El ejemplo más claro del problema se da en Mali, donde los “cascos azules” han sido víctimas de repetidos ataques por parte de grupos terroristas.

El más reciente tuvo lugar ayer mismo, cuando un militar y dos civiles malienses fueron asesinados y otros siete efectivos de la operación de la ONU (Minusma) resultaron heridos en un atentado reivindicado por el grupo yihadista Ansar Dine.

Pero Mali no es una excepción, pues según datos de la organización dos tercios de los funcionarios y militares desplegados actualmente en misiones de paz operan en zonas afectadas por el terrorismo.

“El terrorismo y el extremismo violento son una realidad en muchos conflictos contemporáneos, una realidad con la que hay que lidiar”, apuntó Eliasson.

Entre las medidas para responder, la ONU considera clave mejorar la labor de inteligencia de sus misiones, con el fin de adelantarse a los riesgos, y dotarlas de nuevas tecnologías militares, que les permitan protegerse.

También contar con un análisis más claro del papel de los “cascos azules” en cada conflicto, de los grupos armados con los que se van a encontrar y de las herramientas disponibles, así como formar a fuerzas locales para que puedan encargarse de garantizar la seguridad.

Muchas de esas ideas estaban ya contenidas en un informe preparado el año pasado por un grupo de expertos independientes con el fin de adaptar las operaciones de paz al tipo de conflictos en los que operan actualmente.

Ese documento subrayaba que no se debe utilizar a las fuerzas de paz para combatir a los terroristas, una conclusión que hoy apoyaron muchos países, pero reconocía que eran necesarios cambios para proteger a los “cascos azules” de la amenaza y permitirles desarrollar su trabajo.

Entre otras cosas, varias delegaciones hicieron hincapié en la importancia de que las misiones cuenten con mandatos y reglas de enfrentamiento claras, que en ocasiones permitan acciones ofensivas ante riesgos graves.

El secretario de Estado español para Asuntos Exteriores, Ignacio Ybáñez, destacó los avances que ya se han logrado para adaptar las operaciones de paz a la nueva realidad, pero subrayó que es necesario ir más allá.

“La creciente complejidad de sus funciones y de los entornos de seguridad en que se despliegan las nuevas misiones nos obligan a profundizar en una reflexión colectiva sobre su adecuación para actuar eficazmente en los nuevos contextos”, apuntó.