Orbán reitera su defensa de la frontera y su rechazo a las cuotas

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, insistió hoy en defender la frontera para controlar la inmigración y en rechazar las cuotas obligatorias en un reparto del número de refugiados en toda la Unión Europea (UE), que piden países como Alemania, Francia o Austria.

“Las fronteras europeas no solo deben de ser defendidas por Hungría, sino por todos, y la inmigración tiene que ser mantenida en un marco controlado”, dijo Orbán en la emisora pública M1 desde Kötcse, a unos 150 kilómetros al suroeste de Budapest.

Ayer, en una entrevista en la radio estatal Kossuth, el primer ministro conservador llegó a decir que la ola de inmigrantes y refugiados amenaza la existencia de Europa.

“Si dejamos entrar a todos, eso significaría el fin de Europa (...) De repente podríamos observar que somos una minoría en nuestro propio continente”, dijo.

Hoy volvió a insistir, durante un acto con intelectuales de derechas, en que decenas de millones de personas vendrán a Europa.

Por otro lado, Orbán minimizó las diferencias en este tema con su homólogo austríaco, Werner Faymann, con quien dijo que se entrevistará en los próximos días.

Un punto de tensiones es el rechazo de Budapest a la propuesta de la Comisión Europea (CE) de repartir a los refugiados entre los países miembros de la UE mediante cuotas vinculantes, algo que sí quiere Viena.

“Qué sentido tiene si repartimos a 150.000 personas, mientras llegan millones?”, se preguntó el líder magiar.

El primer ministro aseguró que la inmigración en su país estará bajo control a partir del próximo día 15, cuando entran en vigor las nuevas leyes aprobadas ayer por el Parlamento que penalizan con hasta tres años de cárcel el cruce de la frontera de forma ilegal y hasta cinco años si la persona entra armada o causa daños a la valla que se ha instalado en la delimitación meridional con Serbia.

Además, se aprobó la creación de zonas de tránsito a lo largo de las fronteras para realizar allí los trámites de inmigración.

Las medidas fueron duramente criticadas por la oposición y por diversas organizaciones de defensa de los derechos humanos.

También la alambrada de metro y medio de altura que ha instalado Hungría en los 175 kilómetros de frontera con Serbia, así como una segunda valla más sólida y de cuatro metros de altura que está construyendo en el mismo lugar.

Hoy, el Gobierno húngaro trasladó en 102 autobuses a unos 4.500 refugiados hasta la frontera con Austria, cuyas autoridades los reciben y les facilitan el viaje que aspira hacer la mayoría, hasta Alemania.