Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

El PP pasa de burlarse de “los frikis de Podemos” a temer su ascenso en el CIS

Mª Dolores de Cospedal y Mariano Rajoy, durante el último comité ejecutivo nacional del PP.

Luz Sanchis

Desde que Podemos irrumpió en la escena política, el PP ha alternado las burlas con los ataques furibundos a la formación, a sus impulsores y, por extensión, a sus votantes. A pesar de que han pasado cinco meses desde las pasadas elecciones europeas en las que el nuevo partido obtuvo cinco eurodiputados, los conservadores no han logrado consensuar aún una estrategia para enfrentarse al partido que lidera Pablo Iglesias. Ahora, temen que el CIS oficialice una debacle ante los últimos casos de corrupción conocidos y que el PP quede relegado a un segundo o tercer puesto.

María Dolores de Cospedal ha restado importancia a los sondeos y ha dejado en un “reflejo de una situación en un momento concreto” la encuesta publicada por El País este fin de semana que predice que Podemos será la fuerza más votada, a siete puntos de distancia con el PP, que bajaría al tercer puesto. Lo mismo ha querido hacer ante la inminente publicación del nuevo sondeo del CIS, que se espera que coloque al partido de Iglesias en las primeras posiciones. Cospedal ha asegurado que la “única encuesta válida es la del día de ir a votar” y su única referencia a Podemos ha consistido en alertar de que España puede ser “pasto de los populismos”.

Pero la versión oficial ofrecida por la secretaria general choca con el temor reconocido de otros dirigentes conservadores, que dan por hecho que el inminente sondeo del CIS pondrá de manifiesto la debacle a la que se puede enfrentar el PP en las próximas elecciones. El trabajo de campo de esta última encuesta se ha llevado a cabo en los primeros días de octubre, cuando la opinión pública ya conocía, entre otros, el escándalo de las tarjetas 'black' y la lista de gastos cargados por los consejeros y directivos de Caja Madrid y Bankia. La polémica ha obligado al PP a dar de baja a Rodrigo Rato y al resto de los afiliados en posesión de la tarjeta de crédito de la caja.

La suma de la operación Púnica y el papel protagonista de otro exdirigente del PP, Francisco Granados, más la imputación de Ángel Acebes por la financiación ilegal del PP, ha hecho que se sucedan en los últimos días las exigencias de cambios drásticos internos, además de obligar a Mariano Rajoy a pedir disculpas por una corrupción que hasta ahora ha minimizado. Pero ante las peticiones de que el PP demuestre de forma clara que reacciona ante el problema, la secretaria general les ha restado credibilidad: “Son comentarios anónimos que tienen mucho de cobardía y no se dicen a la cara”.

El PP recibió a Podemos con una conclusión tajante sobre los votos recabados. Carlos Floriano acusó al más de un millón de españoles que confiaron en ellos de apoyar “el modelo de la Venezuela de Maduro” y reconoció su miedo porque, dijo, “son los que asaltan el Congreso”. En la competición por las descalificaciones, casi siempre ha ido por delante Esperanza Aguirre. La presidenta del PP de Madrid ha acusado a Podemos de “querer dinamitar el régimen de libertades” y se ha enzarzado con Iglesias en una demanda tras acusarlo de proetarra.

Las descalificaciones no se han limitado a los ataques en las discusiones en televisión o en los actos electorales. El gurú de cabecera de Rajoy, Pedro Arriola, presumió la misma noche de las europeas de haber previsto los resultados en los que el PP se había dejado ocho escaños y Podemos había logrado cinco. El discurso oficial se centró en que Iglesias se había llevado “votos del PSOE” pero no del PP.

Dos días después de las europeas, el gurú electoral del PP se explayaba algo más sobre el llamado “efecto Podemos” en el mapa político. “Todos los frikis acaban planeando sobre Madrid”, opinó Arriola antes de añadir la coletilla de “con todos los respetos” para quitar hierro a su menosprecio. Desde entonces, el ascenso de Podemos en las encuestas demuestra que constituye una opción de gobierno para cada vez más españoles. El CIS de agosto lo situó como tercera fuerza. Tres meses después, el miedo del PP es convertirse en tercera opción por detrás del PSOE de Pedro Sánchez.

stats