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El PP disfraza de indiferencia su shock por los ataques de Bárcenas

La dirección del PP, durante el arranque de la convención.

Luz Sanchis / Mario Pais Beiro

El nombre de Luis Bárcenas no se ha pronunciado desde la tribuna del escenario en ninguno de los discursos de apertura de la convención del PP. Pero los efectos de su locuacidad nada más salir de prisión el jueves tienen en vilo al partido. El mazazo que ha supuesto volver a escuchar al extesorero acusando a Rajoy de conocer la caja B que el presidente niega y de haber cobrado sobres gracias a ella entregados por Álvaro Lapuerta en su época de ministro. Ni Rajoy ni Aznar han hecho el menor comentario sobre el asunto antes de abandonar el Palacio de Congresos una vez inaugurada la convención.

El añadido en forma de provocación sobre que se replantea pedir su reincorporación al PP ha noqueado a muchos de los conservadores. Como explicaba un miembro de Moncloa, que se confesaba “asombrado por la sarta de acusaciones y comentarios frikis”, Bárcenas “ha perdido el mundo de vista”.

Pero el temor es que el espectáculo ofrecido por sus continuas declaraciones en las últimas horas forme parte de un plan, del que no se conoce el final. Oficialmente, los consultados desprecian que el extesorero guarde ases en la manga para ir descubriéndolos más adelante, cuando estén cerca las elecciones.

Mientras tanto, la consigna oficial es que Bárcenas ha mentido mucho y “no tiene ninguna credibilidad”. En ello han insistido tanto el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, como barones autonómicos como Alberto Núñez Feijóo y José Ramón Bauzá. Hernando es quien más se ha esforzado para insistir en que “los ciudadanos sensatos ya no van a creer a un señor que lleva mintiendo mucho tiempo y engañándonos” y ha mantenido que los papeles de Bárcenas no son la contabilidad paralela del PP sino “unos apuntes”.

El presidente de Galicia ha tratado de reducir el problema del PP a “un problema de Bárcenas” y ha insistido en que la prioridad es saber “de dónde sacó tanto dinero”. Para Feijóo, el extesorero no tiene ninguna legitimidad “para ponerse a dar lecciones ni para pedir a nadie explicaciones”.

Sin embargo, la gravedad de las acusaciones no van a tener respuesta del PP en forma de nuevas querellas después de que el juez Pablo Ruz reprochara al partido una actuación más propia de la defensa que de la acusación y la rechazara. “No vamos a seguir este juego”, ha zanjado Feijóo.

Los asistentes con cargos menos importantes sí estaban dispuestos a explayarse más aunque sin nombres y apellidos. En esos entornos era donde era más fácil escuchar palabras como “cabrón” o “sinvergüenza” para describir al extesorero.

Cuanto más retirados de Madrid, el temor al efecto Bárcenas pierde fuerza. Al menos así lo reconocía un diputado raso en el Parlamento gallego: “A nosotros no nos afecta, en Galicia no nos toca”.

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