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El PSOE pone fin a la estrategia de ignorar a Podemos

El líder del PSOE, Pedro Sánchez

Irene Castro

El PSOE ha pasado de negar la irrupción de Podemos y restarle importancia a vivir en una práctica obsesión por la fuerza liderada por Pablo Iglesias. En apenas unos meses los socialistas han variado su discurso de manera radical. En las primeras semanas de mandato de Pedro Sánchez la consigna en Ferraz era evitar las referencias a la formación de Iglesias. Ahora no falta comparecencia pública en la que Sánchez y los suyos incluyan alguna alusión al partido en el que ubican el territorio de fuga de gran parte de su electorado.

El PSOE se ha sumado incluso a las piedras angulares de sus postulados. Sánchez ha entrado esta semana en el debate de la deuda –cuyos principales valedores han sido Podemos y Syriza– con una alternativa para Grecia que busca la reconciliación con su electorado fugado. Sánchez ha suavizado el mensaje de presión de los socialistas franceses con esta propuesta al abrir la puerta a la flexibilización del pago de los intereses de la deuda mediante un plan de amortización europeo. “Queremos a Grecia en un euro más solidario”, expresó frente a la exigencia de François Hollande de que el futuro Gobierno heleno asuma al completo “los compromisos adquiridos”.

El líder socialista reconoce que “no ha sido una buena táctica no decir antes Podemos”. Así lo admitió en el programa 'Salvados' (La Sexta). En el PSOE atribuyen el cambio de estrategia a diversos factores, entre ellos que la propia formación que lidera Pablo Iglesias ha ido evolucionando desde que Sánchez llegó a la secretaría general. “Lo que sabemos ahora no es lo que sabíamos hace cuatro meses”, expresan fuentes de Ferraz.

También las opiniones que ha recibido Sánchez han contribuido a cambiar el discurso, explican esas mismas fuentes. Ahora la dirección socialista ha llegado a la conclusión de que “no se puede negar la realidad” después del crecimiento que Podemos tiene en las encuestas. Aun así, los dirigentes del PSOE obvian públicamente esos resultados: “Nuestro partido es un partido de ganadores y estamos en mejores condiciones de ganar las autonómicas y municipales”, animó Sánchez a sus parlamentarios.

El PSOE ha decidido “hablar con normalidad de Podemos”. “Es más realista”, celebra un dirigente consultado por eldiario.es, que considera que “lo anormal” era evitar conjugar el verbo poder en primera persona del plural. “Podemos es una realidad con la que nos vamos a tener que entender”, asume ese dirigente que apunta que con ese partido “más que con nadie porque son gente de centroizquierda o de izquierda”.

“Seguridad” frente a la “extrema izquierda”

Ese punto de vista contrasta con el mensaje lanzado por Sánchez al calificar a Podemos como la “extrema izquierda disfrazada de oportunismo ideológico”, pese a que el programa económico apoyado ahora por Iglesias puede ser considerado cercano a las ideas socialdemócratas. “No voy a juzgar al secretario general. Lo habrán decidido así en la Ejecutiva y sus razones tendrán”, apunta uno de los barones socialistas.

La dirección pretende que los votantes socialistas que ahora se decantan por Podemos no se sientan ofendidos por el menosprecio de sus palabras. “A quien situamos en la extrema izquierda no es a los votantes, a los que tenemos un respeto exquisito; es a los dirigentes, que tienen un pasado”, apuntan fuentes de Ferraz sobre la pertenencia de algunos miembros de Podemos a Izquierda Anticapitalista.

Frente a esa opción de “extrema izquierda”, el PSOE quiere rascar votos en el centro situándose como el partido de la confianza y el cambio seguro. “La mayoría de los españoles quiere un cambio con seguridad que representa el PSOE”, ha dicho Sánchez.

Además, los socialistas consideran que los augurios de los sondeos no se cumplirán finalmente en las urnas. La aspiración del PSOE es lograr gobernar en un buen número de regiones a través de acuerdos puntuales y que Podemos tenga que retratarse si permite que el PP siga al frente de las instituciones. Si, como dijo el secretario general de Podemos en Málaga, la formación prefiere dejar el Gobierno en manos conservadoras antes que pactar con IU o los socialistas, Ferraz espera obtener rédito de esa actitud.

Otro de los ataques que lanzan es a la decisión de Podemos de no concurrir de manera generalizada a las municipales por falta de estructura y temor a que en sus filas se cuelen corruptos. “Dice que no quiere concurrir a las municipales porque no podría controlar a la gente que se presentará con sus siglas, lo cual demuestra una gran desconfianza hacia los ciudadanos. Y gobernar sin confiar en los ciudadanos es muy negativo”, expresó la responsable de Estudios y Programas de la Ejecutiva, Meritxell Batet.

El efecto Podemos impone obligaciones

A poco más de cinco meses de las elecciones autonómicas y municipales, el PSOE ha entrado en el debate de la deuda. Con el inicio de la campaña electoral en Grecia como telón de fondo, Sánchez ha recuperado la idea de los eurobonos como solución a la financiación de los países del sur. Con esta iniciativa, los socialistas españoles no solo participan en un debate liderado en los últimos meses por Podemos y Syriza, sino que se presentan como los impulsores de la alternativa socialdemócrata ante el electorado.

Esa presentación también permite al PSOE desmarca de las amenazas de Alemania e incluso la presión ejercida por sus homólogos franceses. “Frente a los que abren la puerta a los ciudadanos con problemas, nosotros apostamos por más unión”, ha expresado Sánchez, que mostró su respeto a lo que los ciudadanos decidan en las urnas.

Además de formar parte del nuevo discurso de la dirección socialista, el crecimiento de Podemos también ha obligado a los de Sánchez a buscar nuevos formatos alejados del modo tradicional de relación entre los partidos clásicos y sus afiliados. Los socialistas se han sumado a la fórmula de las asambleas ciudadanas emulando los orígenes en los que se reivindica Iglesias. “Hay partidos que, teniéndose por asamblearios, no celebran ni una décima parte de las asambleas que nosotros”, afirmó Sánchez. 

La irrupción de Podemos también ha coincidido con la decisión del líder socialista de desmarcarse rotundamente de históricos dirigentes del PSOE a quien se ha vinculado con prácticas “inmorales”. La mano dura ejercida con los exconsejeros de Caja Madrid que usaron las tarjetas 'black' -algunos se quejaron de rapidez y falta de garantías en el proceso de expulsión- fue uno de los ejemplos de esta reacción a remolque del malestar que aglutinan los de Iglesias.

Sánchez ha llegado a marcar distancias con Felipe González a quien ha criticado públicamente por su pertenencia al Consejo de Administración de Gas Natural. En esa deriva de crítica hacia los privilegios que, según Podemos, definen a “la casta” y a la que se ha sumado el líder socialista, varios históricos dirigentes del PSOE han afeado la estrategia afirmando que “ante la copia y el original, la gente prefiere el original”.

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