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El PSOE defiende en su “autocrítica” los recortes de Zapatero en mayo de 2010

Zapatero recibe los aplausos de la conferencia durante su intervención en el foro de igualdad.

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“El PSOE ha vuelto”, fue la frase con la que Alfredo Pérez Rubalcaba concluyó la Conferencia Política con la que los socialistas dicen haberse “renovado”. Otros dirigentes incidieron en el reconocimiento de los errores que llevaron a la fuerte derrota electoral de 2011. “No solo hemos cambiado, también nos hemos equivocado”, dijo el presidente de Asturias, Javier Fernández. Hubo decisiones que “nos alejaron de los ciudadanos porque no nos entendíamos y nosotros no nos reconocíamos”, afirmó la presidenta andaluza, Susana Díaz.

La ponencia aprobada por la conferencia detalla algunos de esos errores, pero el alcance de esa autocrítica tiene sus límites, en especial sobre la decisión más polémica de José Luis Rodríguez Zapatero: los recortes de gasto público aprobados el 10 de mayo de 2010 que supusieron el inicio de la era de austeridad en España, continuada y aumentada después por el Gobierno del PP.

Según el documento, no hubo ahí un error. Si acaso, como es habitual en muchos políticos, un error de comunicación: “Las medidas del 10 de mayo de 2010 fueron necesarias pero resultó imposible hacerlas entender bruscamente. No hubo un relato posible en esas circunstancias, agravadas por la recesión que comenzó, de nuevo, en el verano de 2011 y que sigue todavía”.

En realidad, la culpa hay que repartirla. Ni la oposición, ni los medios de comunicación ni los propios militantes socialistas (“ni siquiera de gran parte de nuestra propia militancia”, se dice en concreto) echaron una mano, destaca el texto. Es decir, no fue un error o el error consistió en no explicarlo bien, y además la culpa hay que repartirla entre todos. “Autocrítica” que termina extendiéndose a una crítica de los demás.

Conscientes de que la “gestión de la crisis pesa sobre la imagen” del partido, los socialistas aseguran que la congelación de las pensiones, la bajada de los salarios de los funcionarios, la eliminación del cheque-bebé, los cambios en dependencia y otros recortes fueron inevitables y consideran que la mala comunicación fue una de las claves del rechazo ciudadano.

Con esta sorprendente conclusión, en la propia ponencia se acepta implícitamente que los recortes tomados aquel día, y que fueron el inicio de un rosario de ajustes que llega hasta hoy, tenían un origen “necesario”. Esta asunción choca con las posteriores críticas a la austeridad que se enarbolaron durante la Conferencia Política del PSOE en Madrid, habida cuenta de que la razón para aplicar la tijera, con mayor o menor intensidad, en unas partidas u otras, siempre fue la misma: cumplir con la austeridad exigida por Bruselas.

El PSOE sostiene que la reacción del Gobierno cercenó prematuramente los estímulos y se arrojó en los brazos de la austeridad como “única forma de evitar la falta de liquidez y el rescate al Estado”, aunque admite, tres años después, que fue “un error” que ha llevado a más recesión y desempleo. No obstante, atribuye responsabilidad a los votantes una vez más por no entender esta actuación: “Esta política de consolidación fiscal provocó medidas de ajuste en nuestro país que nuestro electorado no entendió”.

Este mismo fin de semana, El País ha publicado un adelanto del libro de Pedro Solbes, el ministro de Economía y vicepresidente de Zapatero, en el que asegura que la crisis se habría atajado si se hubieran adoptado medidas destinadas a contener antes el gasto público. Solbes asegura que si se hubieran adelantado las medidas, o al menos no entrado en la espiral de estímulos, no se habría desencadenado la crisis de desconfianza sobre la deuda española.

En cualquier caso, el PSOE achaca en su ponencia a un fallo de comunicación las críticas por el cambio de la Constitución que fijó un techo al déficit, uno de los elementos que más críticas ha suscitado en el espectro político de la izquierda. Para los socialistas, fue una medida que “consagró la regla de la estabilidad fiscal” para “transmitir seguridad y solvencia” a los acreedores de deuda pública. “No dimos una explicación pública convincente”, apunta una de las resoluciones de la Conferencia Política, que concede otro error a este punto: no añadir un “principio de suficiencia tributaria para mantener las prestaciones del Estado de bienestar”.

No hacer más en el sector financiero

La autocrítica del PSOE sí incluye otros errores de la gestión de la crisis. Aquí la línea más habitual es destacar lo que no se hizo, como no haber obligado al Banco de España a aplicar una política de supervisión bancaria y no sanear el sistema financiero a través de normas de transparencia y gobernanza. A pesar de que el documento dedica varias líneas a explicar que los recortes se ejecutaron con “criterios de equidad”, añade en los fallos la falta de profundización en ese aspecto: “Faltaron reformas fiscales, actuaciones ejemplarizantes en el ámbito de la responsabilización de la crisis y en la persecución de actuaciones intolerables en el ámbito financiero”.

El PSOE admite que pecó de optimista al contagiarse por la “creencia de que los altos ingresos iban a durar siempre y el crecimiento económico era sostenible en el tiempo” sin ser consciente hasta hoy de lo que la “burbuja inmobiliaria especulativa era capaz de comprometer”. “Debimos prever la crisis, prepararnos para combatirla, explicarla en su profundidad, en su enorme gravedad y poner al país en la vigilia de un largo y costoso esfuerzo colectivo”, resume el análisis que marcará desde ahora la línea ideológica de los socialistas.

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