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Palestinos buscan la huella de su pasado en Israel en el Día de la Tierra

Palestinos buscan la huella de su pasado en Israel en el Día de la Tierra

EFE

Haifa (Israel) —

Palestinos de Cisjordania y Jerusalén Este conmemoran hoy el Día de la Tierra con un recorrido por villas árabes que fueron destruidas con la creación del Estado de Israel en 1948, algunos acercándose por primera vez a una huella casi borrada en un territorio al que se sienten vinculados.

Como los niños que ven el mar por primera vez, veinticuatro palestinos, entre ellos residentes de Belén y Hebrón con escasas oportunidades de obtener permiso para entrar en Israel, recorrieron hoy los restos de lo que llaman la Palestina Histórica.

“A partir de 1948 se destruyeron centenares de villas y cientos de miles de palestinos fueron forzados a abandonar su casa”, explica a Efe Mohamed Alsalaimya, investigador del Centro de Estudio de la Tierra, promotor de este tour.

Alsalaimya se apresura a dar instrucciones al guía que dirige al grupo para que evite cualquier signo político en las explicaciones: “Estamos aquí para recordar la historia de Palestina en un día tan importante como el Día de la Tierra”, le apunta en medio del recorrido.

Los palestinos convirtieron el 30 de marzo en un día señalado desde que en 1976 una protesta nacional contra la confiscación de 2.100 hectáreas de terrenos palestinos por parte de Israel terminó con la vida de seis civiles en enfrentamientos con el Ejército israelí.

“Fue un punto de inflexión en la lucha de la comunidad palestina dentro de Israel”, valora Alsalaimya, originario de Hebrón que cada año participa en las actividades que se celebran tanto en Cisjordania como en las poblaciones árabes de Israel.

Hoy la lucha por “mantener la tierra” sigue siendo un eje de las reivindicaciones palestinas que, por una parte, se enfrentan a una creciente colonización judía en el área C de Cisjordania y, por otra, ante la dificultad de adquirir propiedades o permisos de edificación dentro de las fronteras de Israel y en el este ocupado de Jerusalén.

Para Samer Daoudi, la “discriminación es aún mayor” para los jerosolimitanos palestinos, la mayoría de los cuales no tienen ciudadanía israelí, sino que cuentan con una residencia permanente que puede ser revocada por las autoridades.

“Puedes ver la diferencia con Jerusalén; estamos confinados, con malas infraestructuras, aunque paguemos los mismos impuestos, y no soy igual de libre que los israelíes para moverme por ejemplo aquí (Haifa) y tener una propiedad”, asegura impresionado ante el paisaje del norte, donde lamenta que no podrá comprar tierras.

El autobús sigue la ruta del norte y el guía Jader va indicando los puntos donde, antes del plan de partición de la ONU en 1947, había un pueblo palestino que, en la mayoría de los casos, solo es posible intuir porque no queda resto alguno.

“Hemos contabilizado 523 pueblos que fueron completamente destrozados y otros solo parcialmente”, como la antigua Hatin, una de las paradas del viaje, a pocos kilómetros de Tiberias, donde tan solo queda en pie la mezquita levantada durante el Imperio Otomano.

Los restos que se mantienen de estas villas despobladas son mayoritariamente templos religiosos o cementerios, que han quedado abandonados sin aparente mantenimiento.

“Nadie se ocupa de ellos e Israel no permite la intervención o rehabilitación de los edificios”, aunque la propiedad le pertenece al Estado, denuncia Alsalaimya, quien apunta también a las casas particulares que “han sido confiscadas a sus dueños sin derecho a volver ni a retomarlas”.

“Es la primera vez que hago este viaje y estoy realmente emocionado, pero veo claramente cómo han borrado todo el pasado palestino que un día hubo aquí”, lamenta un joven Walid Hijazi, que desde Hebrón visita hoy Haifa por primera vez.

El viaje, que comenzó con dos horas de retraso por los controles militares israelíes que tuvieron que pasar los residentes en Cisjordania, termina en el casco viejo de Tiberias, donde se mantienen construcciones originarias, sin mención al pasado palestino.

El Centro de Estudio de la Tierra ha planteado esta ruta cultural como complemento a las protestas que cada año en este día celebra la comunidad palestina de Israel y Cisjordania, la cual siente que se le intenta desconectar de la tierra.

Por Laura Fernández Palomo

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