Periodistas egipcios se sienten “blanco” de la represión de las autoridades

El presidente del Colegio egipcio de Periodistas, Yehia Qalash, considera que la reciente sentencia de dos años de cárcel dictada contra él y otros dos periodistas de la cúpula de la institución, por dar cobijo a dos colegas, muestra que ese colectivo se ha convertido “en blanco” de las autoridades.

En su oficina situada en el tercer piso de la sede del Colegio, en el centro de El Cairo, Qalash asegura, en una entrevista a Efe, que el veredicto es “impactante” y que muestra la “crisis” existente entre los periodistas y las autoridades egipcias, que mantienen encarcelados a casi treinta periodistas.

Qalash, su vicepresidente, Jaled al Balshi, y su secretario general, Gamal Abdelrahim, fueron condenados, este sábado, a dos años de cárcel por dar cobijo a dos periodistas buscados por la justicia, pero han evitado la prisión apelando la sentencia y pagando 10.000 libras egipcias de fianza (unos 660 dólares).

“¿Cómo nos acusan de refugiar a huidos? El Sindicato no es nuestra casa, es un lugar público para todos los periodistas y no tenemos la potestad de negar a nadie su entrada”, comenta el presidente de la principal organización de periodistas del país, con más de 10.000 afiliados.

Para Qalash, la Fiscalía ha actuado con “una clara parcialidad”, ya que, según su relato, ignoró en su informe el hecho de que las fuerzas de seguridad “irrumpieron” en el Colegio para proceder a la detención a los reporteros. lo que supuso una “violación de la ley de la Institución (...). Una agresión que no ha sido investigada por la Fiscalía hasta el momento”.

“Yo no siento que haya cometido un crimen y no soy culpable, y si me sentencian a muerte por defender (a un periodista), adelante (con la sentencia)”, asegura antes de subrayar que las autoridades “han inventado un caso que no está basado en la ley ni en la realidad”.

El acoso judicial contra la cúpula del colegio ha movilizado a cientos de periodista que el día después de conocerse la sentencia se concentraron en las escaleras del Colegio portando pancartas con lemas como: “el periodismo no es crimen ”, “no a la encarcelamiento periodistas” o “la dignidad del periodista es una línea roja”.

Después de tomar un sorbo de una taza de té, que vuelve a posar junto a los periódicos del día, Qalash reconoce que, al menos, la sentencia “ha unido a los periodistas egipcios, les ha asegurado que no es sólo contra unos periodistas en el Sindicato, sino contra todo el cuerpo sindicalista”.

Qalash, que evita en todo momento criticar al presidente del país, el mariscal Abdelfatah al Sisi, quien ha asegurado que el caso de Qalash es una cuestión “penal” que nada tiene que ver con la libertad de opinión, insiste en que el Colegio todavía “mantiene relaciones con el Estado y que es una institución del país”.

En 2014 Egipto, Egipto fue calificado por el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) como uno de los países más peligrosos para trabajar y, según Reporteros Sin Fronteras (RSF), es la “segunda mayor cárcel” del mundo para los informadores, sólo superada por China.

Qalash ve que la crisis entre el Colegio y las autoridades “no está aislada” del deterioro de las libertades en el país en general y destaca que en Egipto pervive “un sistema” heredado de la era anterior que lucha por mantener las penas de cárcel contra los periodistas, aunque la Constitución prohíbe esto.

Asimismo, muestra a Efe “sus temores” de que la nueva ley de prensa que se está discutiendo en el Parlamento egipcio, y que podría aprobarse antes de fin de año, pueda imponer “una visión autoritaria” de las libertades, algo que para muchos activistas ya existe desde la llegada de Al Sisi al poder, tras el golpe de Estado del 3 de julio de 2013.

A pesar de esta situación, Qalash concluye asegurando que “el periodismo en Egipto siempre entra en batallas y sale vencedor, porque los periodistas siempre echan abajo las barreras, aunque sea pagando un coste judicial, y todavía se necesita lucha”.