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Rajoy se da por vencido ante Barberá

Rita Barberá, exalcaldesa de Valencia y exmilitante del PP.

Luz Sanchis

Después de 48 horas de silencio sobre la marcha forzada de Rita Barberá del PP y su atrincheramiento en el Senado para conservar su aforamiento, Mariano Rajoy ha reconocido públicamente que no tiene ningún poder e influencia sobre la exalcaldesa de Valencia. El presidente del Gobierno ha tenido que conformarse con que Barberá “ya no es militante del PP” desde el pasado miércoles y ha confesado su incapacidad para convencerla de que deje el escaño.

Rajoy no ha aclarado si en algún momento se lo ha pedido directamente y ella se ha negado. En la dirección del PP mantienen que no está previsto que lo haga y que la difícil tarea de negociar la marcha recayó en María Dolores de Cospedal y Fernando Martínez Maillo, responsable de organización del PP.

A ellos fue a quienes respondió “el escaño es mío” en las conversaciones y mensajes que cruzaron desde que se supo que el Tribunal Supremo abría causa contra ella por blanqueo de dinero igual que el tribunal en Valencia ya investigaba a todos sus exconcejales y algunos asesores. Ante la negativa a dimitir, expresión que Barberá puso en mayúsculas en el comunicado que difundió, se la llegó a amenazar con expulsarla en un comité disciplinario como es el de Derechos y Garantías que tuvo hasta hora de convocatoria.

La mujer que ha sido calificada por Rajoy y por la mayoría de dirigentes de su Gobierno y de su partido como “amiga”, “referente”, “la mejor alcaldesa” o “ejemplo” se convirtió en “la mujer por la que usted se interesa” cuando tuvo que responder a los periodistas. Pocos segundos después, Rajoy pareció darse cuenta de que esa es la expresión que siempre utilizaba cuando no quería pronunciar el nombre de Bárcenas y se refirió a la protagonista del escándalo por su nombre y su apellido.

Solo unas horas antes, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que ella ha presidido, Soraya Sáenz de Santamaría se parapetaba detrás de su cargo para evitar reclamarle a la exalcaldesa de Valencia que dejara el escaño. Con el escudo de la separación de poderes, la vicepresidenta decía que la Constitución deja claro que el acta es personal y que ahí el Gobierno poco podía hacer, aunque Luis de Guindos, ministro de Economía, sí aconsejó a la veterana política valenciana que dejara el Senado aun dejando claro que era su decisión.

Dirigentes del PP que sí exigen que deje el Senado

La confesión de impotencia por parte de Rajoy ha contrastado con las exigencias públicas que han hecho dirigentes del PP, como Javier Maroto, que dijo de forma clara que la exalcaldesa “no ha actuado con ejemplaridad ni dignidad” tratando de mantener el escaño por el aforamiento. Pablo Casado, Borja Sémper y Xavier García Albiol también se han expresado en este sentido. Ellos sí han deseado que el segundo paso de Barberá tras dejar su militancia se complete con la marcha completa. El cabeza de lista del PP por Guipuzkoa aseguraba que el partido había sido “contundente” porque así lo quería Rajoy, aunque no supo explicar por qué su jefe no se lo exigía.

Con este panorama, el próximo Pleno que celebrará el Senado el 27 de septiembre tendrá a Barberá sentada en la zona del grupo Mixto, lo que le permitirá aumentar sus ingresos ya que ganará unos 2.300 euros más al mes y se situará en los 7.000.

Cospedal no entiende la indignación

Por ahora, la más entusiasta a la hora de defender el derecho de Barberá a seguir sentada en el Senado ha sido la secretaria general. “Tiene derecho”, la respaldó María Dolores de Cospedal, de campaña en Galicia con Alberto Núñez Feijóo. “¿Usted conoce a muchos ciudadanos que, sin haber ido a declarar por un asunto de una aportación de mil euros tengan que dejar el escaño? Yo no” se preguntó y respondió a sí misma.

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