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El caso Raval pone a los mossos en el foco y tensa las relaciones con la Policía

El caso Raval pone a mossos en el foco y tensa las relaciones con la Policía

EFE

Barcelona —

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La muerte de un empresario tras ser reducido a golpes por los Mossos d'Esquadra en el barrio del Raval de Barcelona ha puesto a la policía catalana en el foco de atención y ha tensado aún más las ya complejas relaciones entre el departamento de Interior y la Policía Nacional.

Un mes después de la muerte del empresario Juan Andrés Benítez, por la que una juez de Barcelona ha imputado a ocho mossos -que han sido apartados del cuerpo- el caso se ha enrevesado en varios frentes: la investigación judicial, la reacción ciudadana y la cada vez menos soterrada pugna entre la consellería y el Ministerio de Interior, que está empañando las relaciones entre Mossos y Policía.

El caso ha dejado además en una situación muy delicada al director de los Mossos, Manel Prat, que en tres años en el cargo se ha visto en el ojo del huracán en no pocas ocasiones, como a raíz del desalojo de indignados de la plaza de Cataluña, por las contradictorias versiones sobre las lesiones oculares sufridas por Esther Quintana, supuestamente por el impacto de una pelota de goma, y por la presunta trama de espionaje político en Cataluña.

Prat, una de las jóvenes promesas de Convergencia, fue nombrado responsable de la policía catalana en enero de 2011 por el entonces flamante conseller Felip Puig (CDC) y, en contra de los pronósticos, se mantuvo en el cargo cuando hace casi un año Ramon Espadaler -de Unió (UDC)- llegó a Interior, en lo que se ha considerado como una muestra de confianza del presidente Artur Mas.

Ratificado esta semana en el cargo, con muestras públicas de confianza por parte de Espadaler, Prat se ha propuesto hacer una gira por las comisarías de los Mossos en Cataluña para insuflar ánimos a un cuerpo de poco más de 17.000 agentes, ante la comprometida situación en la que se han visto expuestos.

Tras meses en los que la unidad antidisturbios de los Mossos ha concentrado la mayoría de críticas al cuerpo, especialmente a raíz del “caso Quintana” -en el que un juez ha imputado a un escopetero y un subinspector-, los focos se han trasladado a la comisaría de Ciutat Vella, donde Interior acometerá una profunda remodelación.

A la comisaría de Ciutat Vella, que durante el primer semestre de este año ha practicado una cuarta parte de las 8.465 detenciones en Barcelona, están destinados 285 mossos y en la última semana ha trascendido la imputación de trece: ocho por la muerte de Benítez, tres por insultar y golpear a un periodista y otros dos por golpear a un motorista que iba sin carné y falsificar luego el atestado.

Mientras entre los agentes de esta comisaría se ha extendido una sensación generalizada de desánimo y de incomprensión, en la calle numerosas entidades sociales y vecinales han salido en tromba para denunciar lo que consideran “impunidad y brutalidad policial”.

El caso abierto a raíz de la muerte de Benítez, en el que la juez ha encargado la investigación a la Policía Nacional, ha resquebrajado las ya de por sí complejas relaciones entre la consellería de Interior y el Ministerio de Interior, en un contexto de distanciamiento entre la Generalitat y el Gobierno por el pulso soberanista.

Espadaler ha cuestionado la investigación de la Policía Nacional -que concluye que los agentes dieron golpes a la cabeza del detenido- a lo que el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, ha replicado que el informe no debía estar tan mal, a la vista de la imputación de los agentes por parte de la juez, que les acusa de dar golpes, puñetazos y patadas al empresario y de tratar de destruir pruebas.

El caso se ha enrevesado aún más después de que el conseller denunciara que la Policía se equivocó al transcribir una llamada de Benítez tras pelearse con un vecino, y antes de que llegaran los Mossos, ya que este sostenía textualmente “estoy sangrando”, cuando en el informe policial se recogía la frase “se están quedando”.

La Policía ha corregido este error en una ampliación del informe, en el que insiste, como sostiene la juez, que las lesiones que se hizo Benítez en la pelea con el vecino no eran graves.

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