El convenio de adopciones con Rusia pasa su primer trámite en el Congreso con la abstención de IU y UPyD

Para su entrada en vigor, el convenio deberá ser aprobado por el Pleno de la Cámara Baja --se espera que a primeros de septiembre-- y pasará por el procedimiento de urgencia al Senado, donde también deberá ser aprobado primero en Comisión y luego en Pleno, antes de que pueda entrar en vigor.

Por su parte, la Duma rusa prevé aprobar el convenio a partir del próximo 6 de septiembre.

El diputado de UPyD, Toni Cantó, ha justificado su abstención preguntándose si el actual Gobierno hubiera firmado un convenio con otro país que prohibiera la adopción a personas de la etnia negra, gitana o de religión católica.

Y ha manifestado su sorpresa por la “facilidad” con la que, a su juicio, el Gobierno español ha “cedido a las exigencias de Rusia de carácter homófobo”.

Por parte de IU, Joan Josep Nuet ha explicado la abstención de su grupo porque el convenio “instaura una discriminación” para con los homosexuales que es “inconcebible” con la defensa de los Derechos Humanos.

El diputado de CiU, Jordi Xuclá, que ha sido muy activo en la búsqueda de la solución al conflicto que desencadenó el año pasado Moscú al paralizar todos los expedientes que llegaran de España, ha pedido a Cantó que no use este convenio para defender los derechos de los homosexuales, pues él también los defiende y, sin embargo, este caso “no va de eso”.

En representación del PSOE, Alex Sáez se ha felicitado por la firma del convenio aunque ha manifestado su deseo de que la legislación rusa permitiese finalmente adoptar a solteros y homosexuales.

Por parte del PP, la diputada Gema Conde ha recordado que “la legislación rusa es clara al respecto” por lo que ha llamado a no alargar más la “situación dramática de bastantes familias españolas”. En este primer trámite, el Congreso ha aprobado el convenio con 28 votos a favor y dos abstenciones.

Este acuerdo, cuando entre en vigor, pondrá fin a la angustia de la mayoría de las casi 600 familias españolas que vieron cómo se paralizaban sus procesos por la decisión que Moscú tomó hace un año de frenar los trámites que vinieran de países que reconocen el matrimonio entre personas del mismo sexo, como es el caso de España.