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Sami Anán, el rival militar que amenazaba la presidencia de Al Sisi

EFE

El Cairo —

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Sami Anán, el exjefe del Estado Mayor que anunció su candidatura a las presidenciales egipcias, previstas en marzo, y que ha sido requerido por las Fuerzas Armadas por “irregularidades y crímenes”, era visto como una posible alternativa a la reelección del presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi.

Anán, de 69 años, y “número dos” de la junta militar que gobernó el país tras la caída del presidente Hosni Mubarak, en febrero de 2011, pertenece a la generación de los castrenses que combatieron en la última guerra árabe-israelí de 1973, frente a la más joven de Al Sisi, que en 1970 se vistió por primera vez el uniforme militar, cuando todavía 15 años.

Anán se graduó en la Academia Militar de El Cairo en 1967 y, tras participar en la guerra del 73, ocupó varios cargos dentro de la Junta Militar hasta convertirse en jefe de las Fuerzas de Defensa Aérea en 2001.

En 2005, fue nombrado jefe del Estado Mayor por el entonces presidente Hosni Mubarak, puesto que ocupó hasta agosto de 2012, cuando fue relegado por el entonces presidente Mohamed Mursi, que lo designó consejero presidencial.

Desde la caída de Mubarak, en febrero de 2011 y hasta la elección del islamista Mursi como presidente de Egipto en junio de 2012, Anán fue el “número dos” del todopoderoso Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que gobernó el país encabezado por el entonces ministro de Defensa, mariscal Husein Tantaui, quien también sería apartado de su cargo en agosto de 2012.

Pero el 1 de julio de 2013, Anán renunció a seguir siendo consejero de Mursi, justo dos días antes del golpe militar encabezado por Al Sisi contra el mandatario islamista.

En 2014, Anán hizo un amago de volver a la arena política anunciando su candidatura a las presidenciales que se celebraron ese año, aunque se retiró pocos días después en favor de Al Sisi, que acabó imponiéndose con una mayoría aplastante.

El pasado viernes, Anán volvió a aparecer expresando su deseo de concurrir a los comicios, en una grabación en la que criticó las políticas de Al Sisi.

“Hay políticas erróneas que han dejado únicamente en manos de las Fuerzas Armadas la responsabilidad de enfrentarse a estos desafíos, sin una política racional que empodere al sector civil para que desempeñe su papel junto a las Fuerzas Armadas”, dijo en un mensaje difundido a través de Facebook.

Su candidatura se produjo solo horas después de que Al Sisi se presentara formalmente a los comicios durante una comparecencia en la que aseveró que no permitiría que ningún corrupto se acercara a la silla presidencial.

El anuncio de la candidatura de Anán fue visto con buenos ojos por varios dirigentes del grupo islamista Hermanos Musulmanes, organización considerada ilegal en Egipto y que ha sido duramente reprimida durante el mandato de Al Sisi.

Yusef Nada, el exresponsable de Relaciones Exteriores de la cofradía política se mostró dispuesto a mediar entre Anán y los Hermanos.

En su cuenta oficial de Facebook, Nada concluyó diciendo que le pedía a dios que le diera a Anán “el apoyo y la protección por el bien” de Egipto y su gente.

La cúpula militar acusa a Anán, que todavía no ha logrado las 25.000 firmas necesarias para oficializar su candidatura, de haberse presentado sin el permiso previo del Ejército y de “incitar para crear disputas” entre las Fuerzas Armadas y el pueblo egipcio.

Anán también ha sido acusado de cometer un “delito de falsificación de papeles oficiales” para poder presentarse a las elecciones, en las que los militares no pueden participar.

Uno de los portavoces de Anán, Mahmud Refaat, confirmó a Efe que el futuro candidato había sido arrestado y posteriormente trasladado a la fiscalía militar para prestar declaración.

Anán es el segundo exmilitar que muestra su intención de concurrir a la liza electoral. Antes que él, el ex primer ministro Ahmed Shafiq ya anunció su deseo de presentarse a los comicios, aunque varias semanas después dio marcha atrás al asegurar que no se consideraba la “persona óptima” para gobernar el país.

Personas de su entorno más cercano denunciaron, sin embargo, que Shafiq fue presionado para retirarse.

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