San Sebastián, Sevilla y Sitges incorporarán una sección de cine y empresa

Los festivales de cine de San Sebastián, Sevilla y Sitges incorporarán en sus próximas ediciones una sección de cine y empresa, en las que se proyectarán cortometrajes de ficción alejados del cine publicitario, han anunciado hoy en Barcelona.

La filosofía del “cine para empresas”, impulsado por la empresa barcelonesa Cookie Box, se presenta, según uno de sus fundadores, Sergi Corbeto, como “una nueva forma de comunicación empresarial, que nada tiene que ver con el cine publicitario”, puesto que en sus filmes “no aparecen marcas”.

Para este nuevo concepto, Corbeto acuña el término “dramanegement”, es decir, utilizar el drama en un sentido amplio, “la ficción cinematográfica al servicio de la gestión”.

Cookie Box está integrado por “gente del mundo de la empresa y profesores de escuelas de negocios” que ponen sus conocimientos al servicio de empresas “utilizando como vehículo cortometrajes, que estén bien realizados y que sean efectivos”.

Después de cinco años, comenta Corbeto, la empresa barcelonesa ha producido 40 cortometrajes, en los que han participado actores, directores y guionistas profesionales, como Paco Plaza o Leticia Dolera.

Según Corbeto, “en un momento en el que la industria del cine atraviesa un mal momento en España, esta fórmula puede permitir a los profesionales del cine asegurarse un 10-20% de sus ingresos anuales”.

El director del Festival de Cine de San Sebastián, José Luis Rebordinos, ha justificado su apoyo al proyecto porque comparte con ellos “la pasión por el cine”, y ha añadido: “utilizar el cine para trabajar en el entorno de las empresas puede ser interesante, porque comunica, crea emoción, sentimientos y pueda ayudar a que mejoremos”.

Para Rebordinos, contar con una sección de cine y empresa puede resultar interesante para los festivales en un momento en el que buscan “nuevos públicos y modelos alternativos de financiación”.

José Luis Cienfuegos, director del Festival de Cine de Sevilla, no ha ocultado su incredulidad sobre cómo se iba a compatibilizar el lenguaje cinematográfico, las prácticas y el mensaje de una empresa, sin que fuera exactamente cine publicitario.

“Los festivales estamos obligados a reinventarnos, a estar abiertos a otras disciplinas, y en este caso se suman elementos educacionales, formativos, y nuevas formas de emprender”, ha dicho Cienfuegos.

El director del Festival de Cine Fantástico de Sitges, Ángel Sala, cree, por su parte, que están “obligados a crear líneas de comunicación entre el mundo del cine y de la empresa”, y piensa que “si se hubiera hecho hace tiempo” la situación actual “sería muy diferente”.

Ha admitido Sala que otros campos creativos como el del videojuego llevan ventaja al mundo del cine.

A pesar de la crisis, añade Sala, España cuenta con mucho talento en las escuelas de cine, y “ese talento se puede canalizar de formas diferentes, como la planteada aquí con la empresa”.

Corbeto subraya que las películas que ellos promueven “no sirven para potenciar una marca, sino para potenciar calidad profesional y humana”.

Las películas, de momento siempre cortometrajes, cuentan historias de gente que crece, que tiene conflictos, que se supera, pero no sale una marca, porque no es publicidad, sino que “se promocionan valores con los que se identifica esa empresa”.

Cuando se pregunta a Corbeto si Cookie Box cubre el vacío dejado por el sector público, el empresario barcelonés responde con contundencia: “No creo que tengamos que dejar algo tan maravilloso como el cine en manos de la administración, que, por su parte, puede ayudar aprobando otra fiscalidad o desgravaciones para los patrocinios”.

Al respecto, los tres directores de cine han matizado que “debe haber un equilibrio entre la financiación pública y privada” y en que se necesita una ley de mecenazgo para el sector.