Serbia estudiará poner barreras en las fronteras para impedir la entrada de refugiados

Serbia analizará medidas “más drásticas”, como instalar vallas en sus fronteras con Macedonia y Bulgaria, para impedir la entrada incontrolada de inmigrantes, que llegan cada vez más por motivos “económicos” sin proceder de países en guerra.

“Tenemos al ejército y la policía en las fronteras, pero tal vez también barreras o la instalación de algún tipo de obstáculo son soluciones para reducir el número de inmigrantes”, dijo hoy el ministro serbio de Asuntos Sociales, Aleksandar Vulin.

“Los inmigrantes económicos no pueden seguir a ninguna parte de Europa, así pues tampoco pueden quedarse en Serbia”, agregó en unas declaraciones que recoge la agencia de noticias Tanjug.

Vulin aseguró que propondrá medidas más concretas al Gobierno en cuanto el primer ministro, Aleksandar Vucic, regrese de una visita a Francia, antes del fin de semana.

El ministro también indicó que el tema de la inmigración fue debatido anoche por los jefes de Gobierno búlgaro, húngaro y serbio, “que han dedicado una especial atención al cambio de la estructura de los inmigrantes”.

Entre los inmigrantes hay cada vez más personas que abandonan sus países por motivos económicos y menos refugiados que huyen de la guerra, aseguró Vulin.

“Nuestras capacidades están cerca de su límite. Los inmigrantes se quedan mucho más que antes y su estructura ha cambiado de forma significativa”, concluyó.

El Gobierno serbio asegura que más del 80 % de los refugiados que llegan últimamente al país balcánico son emigrantes económicos procedentes de Afganistán.

En estos momentos, se encuentran unos 5.000 refugiados en el país balcánico.

Desde finales del pasado julio, unidades conjuntas de la policía y el ejército serbio han reforzado el control de las fronteras con Bulgaria y Macedonia para impedir la entrada ilegal de refugiados e inmigrantes.

Serbia es, junto con Macedonia, Croacia y Eslovenia, parte de la llamada “ruta de los Balcanes”, por la que el año pasado pasaron cientos de miles de personas procedentes de Oriente Medio y otras regiones.

Con la ayuda de traficantes de personas, muchos refugiados siguen usando la ruta a pesar de su cierre oficial, en marzo pasado.