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Sevilla calienta motores con historias de amor de Enrique Hens y Bruno Dumont

Sevilla calienta motores con historias de amor de Enrique Hens y Bruno Dumont

EFE

Sevilla —

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El Festival de Cine Europeo de Sevilla se quedó hoy con el regusto triste del increíble final de “Camille Claudel”, narrado desde lo más profundo por el director francés Bruno Dumont y la fresquísima historia de amor de dos jóvenes cubanos unidos por el fútbol, “La partida”, de Enrique Hens.

Protagonizada magistralmente por Juliette Binoche, esta historia de los últimos días de la escultora Camille Claudel, amante de Rodín y hermana del escritor Paul Claudel recluida en un manicomio francés por su familia, aislada y sola por “locura insuperable”, tiene la particularidad de haber sido rodada entre auténticos enfermos mentales.

“Nunca pensé en hacer la película de otra manera”, por ello, se rodeó de personas expertas, médicos y enfermeras, que no solo le ayudaron a elegir a los que serían los actores, sino que se unieron al rodaje, algunas de ellas convertidas en las monjas que cuidan de Camille, ha explicado el realizador francés en una rueda de prensa.

La locura, señala Dumont, “es una cosa muy difícil de representar”, así que se ajustó a las limitaciones que le pusieron para trabajar con enfermos mentales a los que, asegura, a nivel terapéutico les “vino muy bien sentirse guapos e importantes” por una vez, y le dio a la cinta “un aire casi documental”.

Fue la propia Binoche quien le pidió a Brumont trabajar con él, “una temeridad por su parte”, apunta a Efe el director, profesor de Filosofía y varias veces premiado en el exigente Festival de Cannes.

La película, en la que sobrecoge tanto el sonido del viento como los gritos de las enfermas y más el llanto desgarrado de Binoche, transcurre en 1915, en los días previos a una visita al sanatorio de Paul, el hermano pequeño de la artista, que ella confía sea su salvador.

“Fue lo que más me llamó la atención de Camille, su sufrimiento al vivir con esas mujeres tan enfermas; no lo podía soportar”, detalla Brumont.

Y explica: “Cuando hacemos cine queremos entrar de verdad en la vida de alguien y Camille tenía esa vida tan extrema como su arte que resulta sumamente interesante para un cineasta: la locura -resume-, lejos de potenciar el arte, mata la creatividad”.

Antonio Hens vuelve a poner su atención en una historia de amor entre hombres donde “el enemigo no está en la sociedad sino dentro de sí mismos”, explica en una entrevista con Efe.

“La partida”, con ese nombre porque igual significa una huida, que un partido de fútbol, como una tanda de juego ilegal (todo lo cual está dentro de la película), recorre “el territorio emocional” que más conoce Hens.

“Siempre me ha interesado la concepción de la masculinidad en los que se consideran más masculinos, más viriles y más machos, y se da la paradoja de que cuanto más presume un tipo de encarnar esos valores, más dudas tiene sobre eso, y sucede en todas las culturas; a mí me intrigaba la figura del 'latin lover' español”.

Como “aquí eso ya no se ve -precisa-, me fui a Cuba a buscarlo”.

Allí encontró a Reinier Díaz y Luis Alberto García, que dan vida a estos dos adolescentes que “sufren unas restricciones económicas muy grandes y pertenecen a una capa social muy baja, son padres a los 17 años y han tenido que madurar a pasos agigantados”, apunta Hens.

El director de “Malas compañías” trata la historia desde la fragilidad de los personajes, sin juzgar si son personas aprovechadas que no dudan en vender de su cuerpo por dinero, “ni tampoco como si fueran víctimas de la sociedad, sino que ambos son víctimas de sí mismos”.

Pero “La partida” es también “la historia de un primer amor, la que junta las mayores fuerzas, en este caso dramáticas, que son la energía de la película”.

Las relaciones entre personas del mismo sexo están totalmente normalizadas en España y en Cuba se empieza un proceso hacia ello, añade el director, que se felicita de que, en ese sentido, se reconozcan y ganen grandes festivales cintas como “La vida de Adele”.

A destacar entre los papeles femeninos la colaboración de la cubana Mirtha Ibarra y del español Toni Cantó, como amante esporádico de Reinier.

Alicia G.Arribas.

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