Sri Lanka celebrará en enero elecciones presidenciales anticipadas

Sri Lanka celebrará elecciones presidenciales en enero, dos años antes de lo previsto, a las que Mahinda Rajapaksa se presentará para un tercer mandato, anunció el Gobierno ceilanés, informan hoy medios locales.

“Las elecciones presidenciales se celebrarán en enero. En este momento no puedo decir la fecha exacta porque, aunque la sé, necesita todavía ser confirmada”, afirmó el portavoz del Ejecutivo y titular de Información, Keheliya Rambukwella, durante un acto político en la localidad de Kandy, en el centro del país.

Pidió que todos los ceilaneses dejen a un lado sus diferencias y voten unidos a Rajapaksa para que prospere su lucha por la paz y el desarrollo de Sri Lanka, según los medios locales Adaderana y Colombo Gazette.

Rajapaksa, que cumplirá el mes próximo 69 años, fue reelegido al cargo en 2010, en parte impulsado por la victoria militar alcanzada en 2009 por el Ejército sobre la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), tras más de 25 años de conflicto armado.

En septiembre de 2010, el presidente logró ampliar sus poderes ejecutivos con una reforma constitucional que le permite ahora presentarse a un tercer mandato, adelantar citas electorales y controlar el nombramiento de varios cargos.

Sri Lanka atraviesa un período de estabilidad económica -con un crecimiento que ronda el 7 %- y social, aunque la ofensiva de 2009 fue duramente criticada por organizaciones de derechos humanos y la ONU, que denunció que pudo costar la vida a entre 10.000 y 20.000 civiles.

Por otra parte, la isla recibirá en enero, entre los días 12 y 15, al papa Francisco, un viaje muy esperado por la minoría cristiana de Sri Lanka y durante el cual será canonizado el beato Jose Vaz, considerado “el apóstol” de este país surasiático.

En Sri Lanka el 70 % de la población es budista y el 15 % practica el hinduismo, mientras que el 15 % restante se reparte entre cristianos, musulmanes y otras confesiones.

Las organizaciones cristianas que operan en Asia del Sur reciben en ocasiones presiones procedentes de la comunidad budista y de los organismos gubernamentales, sensibles ante cualquier supuesto intento de proselitismo procedente de esa religión.