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Trajes Mao para ellos, “qipaos” para ellas, y foto en la piscina

Trajes Mao para ellos, "qipaos" para ellas, y foto en la piscina

EFE

Pekín —

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La cumbre de líderes de Asia-Pacífico, con la presencia de los mandatarios de EEUU, Rusia, China, Japón y otros países de la región, arrancó hoy con una cena a la que los líderes acudieron vestidos con el clásico “traje Mao” de seda y cuello alto, mientras que las primeras damas y presidentas lucieron “qipaos”.

Siguiendo una tradición que, con alguna excepción a lo largo de los años, se ha repetido en la mayoría de las cumbres APEC, el presidente estadounidense (Barack Obama), el ruso (Vladímir Putin), o el mexicano (Enrique Peña Nieto), entre otros, acudieron por deferencia a los anfitriones vestidos según la tradición local.

Si en Perú 2008 lucieron ponchos, el pasado año en Bali (Indonesia) se atrevieron con la estampada camisa isleña “batik” o en México 2002 vistieron guayaberas, esta vez le tocó el turno al conocido como “traje Mao”, una elegante prenda sin botones que ya se lucía antes del Gran Timonel, aunque haya heredado su nombre.

En realidad, para los chinos este traje es más conocido como “traje Sun Yat-sen”, pues quien lo popularizó fue el fundador de la República de China a principios del siglo XX, hasta que se acabó convirtiendo en la prenda más representativa del país (recientemente lo lució hasta el entrenador español de fútbol Gregorio Manzano).

Predominaron en el “desfile de líderes” de hoy los tonos oscuros y austeros, como el burdeos, color que escogieron tanto el presidente chino, Xi Jinping, como Obama, Putin, Peña Nieto y otros mandatarios, aunque hubo quien optó por el negro (el peruano Humala), o el verde oscuro, caso del primer ministro Shinzo Abe.

Esto en el caso de los hombres, ya que presidentas y primeras damas escogieron otra prenda también muy ligada a China, el llamado “qipao” o “cheongsam”, que en realidad es una vestimenta inventada por los manchúes, no por los chinos, pero que en los siglos XIX y XX se popularizó en todo el país asiático.

Ese traje, normalmente ceñido a la cintura, abierto en la parte lateral inferior, sin escote y con adornos bordados, fue hoy azul turquesa en el caso de la presidenta chilena Michelle Bachelet y el de la esposa de Peña Nieto, la actriz Angélica Rivera.

La más llamativa de la noche, pese a todo, fue la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, quien para celebrar el avance hacia un acuerdo comercial conseguido hoy por su país con China se atrevió con una chaqueta fucsia que, en la foto de grupo, fue lo que más sobresalió.

Los líderes fueron llegando así vestidos a la cena de líderes, celebrada en un marco nunca antes utilizado para este tipo de eventos: unas piscinas, las del espectacular Cubo de Agua, el mismo escenario en el que Michael Phelps cosechó varios oros en los JJOO de Pekín 2008.

De hecho, la tradicional foto de grupo del foro APEC esta vez se hizo delante de una de esas piscinas deportivas, en cuyo centro flotaba como por arte de magia un logotipo de la entidad supranacional, que agrupa a 21 economías representativas del 56 por ciento del PIB mundial.

Antes de la foto y de la posterior cena, en una sala decorada con cielos azules y nubes aborregadas, Xi recibió uno a uno a los líderes mientras iban llegando en caravana de automóviles Hongqi (Bandera Roja) L5, a través de una espectacular calzada que para la ocasión había sido iluminada de rojo incandescente.

A los lados de esa calle, cientos de personas vestidas con los trajes tradicionales de las 56 minorías étnicas de China, desde tibetanos a manchúes o mongoles, recibían a los líderes bailando al son de una estridente música.

Mientras los mandatarios iban llegando, Xi estrechaba sus manos, bromeaba tocándose la barriga con los líderes que vestían el mismo color burdeos que él, y su esposa, la soprano Peng Liyuan, sonreía al lado con uno de los vestidos más elegantes de la fiesta, un “qipao” negro con bordados plateados.

Tras la foto oficial, se vio a Xi charlando amigablemente con Putin, mientras un poco rezagado Obama departía con la presidenta surcoreana y los cuatro representantes latinoamericanos (la pareja presidencial mexicana y los líderes de Perú y Chile, que viajaron solos) caminaban juntos formando un cuarteto hispanohablante.

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