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Vacaciones solidarias junto a los desplazados cristianos en Irak

Vacaciones solidarias junto a los desplazados cristianos en Irak

EFE

El Cairo —

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Una docena de españoles ha decidido pasar sus vacaciones este verano lejos de los clásicos destinos turísticos y acudir al Kurdistán iraquí a ayudar a los cristianos que huyen de los terroristas del grupo Estado Islámico (EI) a recuperar una vida más o menos normal.

Desde el pasado día 26 de agosto y hasta el próximo 9 de septiembre, la expedición, bautizada como #Campamentoirak, acompañará a los 180 desplazados cristianos que residen hoy en día junto a una comunidad religiosa de Al Jalil, en la región autónoma del Kurdistán iraquí.

Los refugiados llevan aquí más de un año, desde que en agosto de 2014 se vieran obligados a abandonar sus casas por el avance de los yihadistas del EI.

Fue entonces cuando los terroristas lanzaron una cruzada contra las minorías religiosas presentes en el país, como los cristianos, que son árabes, o los yazidíes, de etnia kurda y cuya religión se basa en el zoroastrismo.

“Salieron de casa con lo puesto, en apenas una hora tuvieron que coger lo bártulos y salir corriendo. No tienen absolutamente nada”, dice a Efe por teléfono el portavoz de la expedición, Nicolás de Cárdenas.

#CampamentoIrak surgió el pasado mes de abril, durante el I Congreso sobre Libertad Religiosa organizado en Madrid por la plataforma “Maslibres”, que forma parte de la asociación cristiana “Hazteoír”.

“Decidimos venir (a Irak) y verlo de primera mano”, subraya De Cárdenas, que añade que en estos quince días él y sus compañeros de viaje se alojan con los desplazados en un monasterio en el que las familias están separadas por lonas.

Durante su estancia, los voluntarios organizan actividades como una escuela de teatro o un aula de informática, en la que forman a profesores que enseñarán posteriormente a más gente.

“También hacemos deporte con los adolescentes, jugamos con los niños, arreglamos un jardín, (cubrimos) un poco las necesidades que vayan surgiendo”, señala De Cárdenas, que agrega que, pese a todo, “es una gente súper alegre”.

Desde que huyeron de las garras del EI, estos cristianos encontraron refugio en esta comunidad, de la que forma parte el sacerdote suizo Jens Petzold, que recuerda, en declaraciones a Efe, los primeros días de acogida.

“Al principio les dimos asilo, comida, ropa y lo que necesitasen. No tuvieron tiempo de hacer las maletas, tuvieron que huir en una hora”, resalta.

Asimismo, Jens recuerda también las duras historias que llegaron contando los desplazados.

“Recibimos también a muchos yazidíes que escaparon, huyeron a las montañas, donde fueron asistidos por las ONG”, y más tarde fueron a parar aquí, señala.

Transcurrido un año, el objetivo es integrar poco a poco a los desplazados en la vida del Kurdistán iraquí, ya que no saben cuánto tiempo se quedarán allí, aunque Petzold augura que “al menos un año”.

En ese sentido, organizan clases de lengua kurda y buscan a los niños un colegio donde estudiar, para que no pierdan un año de escolarización.

Según De Cárdenas, la búsqueda de escuela no es tarea fácil, ya que o están llenas o no imparten educación en árabe.

“Es gente que no sabe qué hacer, quedarse o huir a Europa. Sin embargo, para ello necesitan formación y ahorrar”, destaca el español.

Con esa incertidumbre, por el momento, lo más urgente es cubrir sus necesidades más básicas, como las mencionadas anteriormente o también la búsqueda de un alojamiento que les ofrezca una vida familiar más íntima, más allá de las lonas, y les permita un mayor desarrollo.

Todo con el objetivo de intentar que los cientos de desplazados olviden en cierta manera el horror vivido y, según Petzold, “ofrecerles cosas que les hagan tener una vida normal” mientras no puedan volver a casa.

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